Cayetano Belso, el fundador de la emrpesa Koroko, explicó que usa una técnica innovadora que se basa en que los aromas de estos alimentos traspasan la cáscara del huevo gracias a su porosidad.
Huevos con sabor a chocolate para hacer bizcochos sin calorías, con sabor a wasabi o a tocino son las ideas de futuro de una joven empresa española, que ya vende huevos de sabor a jamón, trufa, ajo y queso azul para dar a tortillas y otros platos una "experiencia diferente".
La empresa se llama Koroko y su fundador, Cayetano Belso, explicó a la agencia Efe que tiene "gran variedad de sabores en mente" aunque aún no ha definido una nueva línea de productos y está centrado en los sabores que desde hace dos años vende en hoteles y restaurantes, y desde final de 2018 en supermercados.
"Es un producto con potencial para hacer, de los huevos simples de toda la vida, un producto nuevo y una experiencia diferente", explica Belso, ya que ofrece "un toque especial" a recetas "de toda la vida".
Jamón serrano, queso azul, ajo y trufa son los sabores de los huevos de gallinas en libertad que comercializa actualmente la empresa, y que consigue con una técnica innovadora que se basa en que los aromas de estos alimentos traspasan la cáscara del huevo gracias a su porosidad.
Gustos se adaptan a cada país
Es la primera experiencia empresarial de este joven de 25 años, resultado de su proyecto de fin de carrera universitaria y que quiso convertir el trabajo artesanal de su madre, que hacía huevos trufados, los envasaba herméticamente con trufa y los dejaba en la nevera hasta siete días, en un proceso productivo para lograr ese huevo de sabor a trufa "todo el año y de forma asequible".
Pero "la trufa es supercara, estacional y difícil de conservar", explicó Belso, que añade que investigaron "mucho" hasta dar con la técnica precisa que, además de sabor a trufa, dotara al huevo de otros sabores.
Este empresario de Crevillente (provincia de Alicante, sureste) mantiene el secreto de la técnica que desarrollaron, aunque incide en que "todo es natural", aunque reconoce que fue un escollo lograr la autorización de las autoridades.
De cara al futuro, destaca que los huevos "se consumen en todos los sitios del mundo y al final es fácil adaptarse a los gustos de cada país", por ejemplo haciendo huevos con sabor a wasabi para el mercado japonés o con sabor a tocino para el británico. ingleses".
"Tenemos muchas ideas y muchas iniciativas por hacer", añade para apuntar que, por ejemplo, como el huevo se utiliza para "tantísimas cosas", se podría "hacer un bizcocho que sepa a chocolate sin las calorías del chocolate, solo usando huevos con sabor a chocolate".
Pero todo ello, resalta, son ideas en las que están trabajando pero todavía no están definidas en esta compañía, surgida Koroko, que inició su trayectoria impulsado por una incubadora de empresas de la región valenciana.
EFE
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