La imagen de Patricia Arce mientras era empujada descalza y rociada en pintura roja por la calle durante kilómetros por una multitud enfurecida, es una de las más impactantes del conflicto que sufre Bolivia.
Con una peluca rubia, después de que la cortaran el pelo entre una turba, y ciertos gestos de nerviosismo ante la multitud de cámaras, la alcaldesa de la ciudad boliviana de Vinto, Patricia Arce, reapareció este miércoles para denunciar el "viacrucis" que pudo costarle la vida y que aún padece.
Su imagen mientras era empujada descalza por la calle durante kilómetros por una multitud enfurecida, para cortarle el pelo en público y rociarla de pintura roja, hasta que la rescató la Policía en moto, es de las más impactantes del conflicto que sufre Bolivia.
Aquellas escenas que dieron la vuelta a medio mundo sucedieron el pasado 6 de noviembre y tres semanas después la alcaldesa volvió a sus funciones, en una Alcaldía aún con vidrios rotos, muebles y computadores quemados y ambientes precintados desde que la turba incendiara aquel día la sede municipal.
Decidida a seguir en el cargo
"Me habrán podido cortar el cabello, me habrán podido golpear, pero mi ideología, mis ideales, esos siguen intactos y voy a seguir luchando por sacar adelante mi municipio", aseguró en una concurrida comparecencia ante los medios Arce, del Movimiento al Socialismo, el partido de Evo Morales.
Tras más de catorce días de impedimento por las lesiones que sufrió, volvió a la sede municipal para defender todavía nerviosa, con la voz entrecortada y la mirada esquiva que "todos tenemos derechos y libertad de pensar y no por eso podemos agredir de la forma en que se me ha hecho".
La alcaldía de Vinto, una pequeña ciudad de unos 52.000 habitantes en el centro del país, fue asaltada por un grupo que realizaba un paro cívico contra el entonces presidente Evo Morales. Arce fue acusada de haber alentado el traslado de campesinos a favor de Morales, que derivó en un choque con otros grupos que dejó casi un centenar de heridos. "Cuando ha venido esa turba, hemos podido salir por la parte de atrás porque estaban incendiando (la Alcaldía) y es ahí donde me retienen", rememoró la mujer.
Aquel día un grupo de encapuchados que sujetaba palos atrapó a la alcaldesa y la hizo andar varios kilómetros descalza, en los que se la golpeó, se la hizo caer al suelo, fue pintada de rojo y cortados sus cabellos casi al ras, unas imágenes que se difundieron masivamente por redes sociales.
Los daños aún sin reparar
La quema de la Alcaldía, en la que siguen patentes los destrozos con una pérdida de documentación importante, y la agresión que sufrió después son objeto de dos procesos penales con miras a establecer responsabilidades, apuntó Arce. Consultada sobre las voces que calificaron lo sucedido como un "autoatentado", Patricia Arce descartó tajantemente esa acusación, arguyendo que algo así solo podría pasar por la cabeza de alguien que no "está normal".
La alcaldesa aseguró que se había tomado el "recaudo" de hacer copias digitales de la documentación que se perdió durante el incendio, por lo que a partir de ahora cualquier ciudadano podrá recuperarla tan solo pidiéndola al ente municipal.
Arce lamentó que las amenazas y los hostigamientos que recibe aún hoy "son constantes" y parte de ese temor se notó en la forma en que se estiraba nerviosa una de las mangas de su blusa mientras respondía. La decisión de volver a su cargo es porque las organizaciones sociales y la población de Vinto se lo han pedido, además de dejar en claro que la supuesta renuncia que presentó la efectuó por la presión de la multitud que la retuvo.
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