En una artículo para The New York Times, Martín Caparrós explica que no fue la izquierda lo que fracasó, sino quienes se apropiaron de su discurso
A partir del las crisis políticas en Venezuela, Brasil y el kirchnerismo en Argentina, algunos analistas anunciaron el fracaso de la izquierda que cobró poder en Latinoamérica la década pasada. Esto pese a que Evo Morales, Rafael Correa y Michelle Bachelet siguen en el poder, con distintos niveles de éxito y popularidad. Para el escritor argentino Martín Caparrós, en un artículo en The New York Times, este "fracaso" colectivo es en realidad un lugar común usado para desligitimizar cualquier propuesta de una verdadera izquerida en la región. ¿Por qué verdadera izquierda? Porque el fracaso no fue de esta corriente política, sino de quienes se apropiaron de su discurso con un carácter populista para hacerse con el poder.
¿Qué es un gobierno de izquierda? Caparrós parte por establecer en qué consiste, o debería consistir, un gobierno de izquierda como tal. "Quizá podamos encontrar un mínimo común: aceptar que una política de izquierda implica, por lo menos, que el Estado, como instrumento político de la sociedad, trabaje para garantizar que todos sus integrantes tengan la comida, salud, educación, vivienda y seguridad que necesitan. Y que intente repartir la riqueza para reducir la desigualdad social y económica a sus mínimos posibles. Creo que, en muchos de nuestros países, poco de esto se cumplió".
¿Discurso por conveniencia?. Con esta definición, el autor propone que los políticos se hicieron del discurso izquierdista pues este era el más conveniente en el contexto: "Llamar izquierda a esos movimientos diversos les servía a todos: para empezar, a los políticos que se hicieron con el poder en sus países". Esto en especial para los que "entendieron que, tras los desastres económicos y sociales de la década neoliberal (noventas), nada funcionaría mejor que presentarse como adalides de una cierta izquierda. Pero las proclamas y la realidad pueden ser muy distintas: del dicho al lecho, dicen en mi barrio, hay mucho trecho".
El caso argentino. Como ejemplo y mediante cifras, Caparrós cita el caso de los gobiernos peronistas de Néstor Kirchner (2003-07) y Cristina Fernández (2007-15). “Cristina Fernández dejó su país con un 29% de ciudadanos que no pueden satisfacer sus necesidades básicas: 10 millones de pobres, dos millones de indigentes. El 56 por ciento de los trabajadores no tiene un empleo estable y legal. Un tercio de los hogares sigue sin cloacas y uno de cada diez no tiene agua corriente. Y hay casi cinco millones de malnutridos en un país que produce alimentos para cientos de millones, pero prefiere venderlos en el exterior. En los años kirchneristas también aumentó la desigualdad”.
'Izquierda' solo en el discurso. “Mientras las diferencias entre pobres y ricos se consolidaban, las grandes empresas seguían dominando. En agosto de 2012 Cristina Fernández lo anunciaba sonriente: ‘Los bancos nunca ganaron tanta plata como con este gobierno0”. Además de gobernar para los más ricos, el autor destaca las acusaciones de corrupción como incompatibles con lo que debería ser la izquierda: “¿Se puede definir “de izquierda” a un grupo de personas que roba millones y millones de dineros públicos para su disfrute personal? ¿Se puede definir “de izquierda” a una persona que desprecia tanto a las demás personas como para creerse indispensable, irreemplazable?”
Desterrar el populismo. Para Caparrós, un gobierno más como el de los Kirchner más que de izquierda es populista: gobierna con las grandes empresas mientras le da subsidios a los más pobres para ganarse su apoyo. "Quizás entonces se entienda por qué, mientras algunos de estos gobiernos se reclamaban de izquierda, sus propios teóricos solían llamarlos populistas, una tendencia que la izquierda siempre denunció, convencida de que era una forma de desviar los reclamos populares"
La izquierda merece renovarse. Caparrós concluye explicando que repetir el discurso de que la izquierda fracasó termina favoreciendo al 'establishment' y busca que la derecha se hegemonice en el poder. "El lugar común pretende que lo que fracasó fue la izquierda –y eso les sirve a casi todos. A aquellos gobiernos, queda dicho, o a sus restos, para legitimarse. Y a sus opositores del establishment para tener a quien acusar, de quien diferenciarse, y para desprestigiar y desactivar, por quién sabe cuánto tiempo, cualquier proyecto de izquierda verdadera"
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