El exministro de Hidrocarburos de Bolivia, Mauricio Medinaceli, indicó que, en 10 años, la capacidad exportadora de gas natural de su país, se acabaría.
El exministro de Hidrocarburos de Bolivia, Mauricio Medinaceli Monrroy, explicó la situación que atravesó su país tras la nacionalización del gas natural, a propósito de lo anunciado por el premier Guido Bellido para renegociar el gas de Camisea.
“Los operadores privados continuaron a cargo de la operación técnica de los campos, sin embargo, para fines contables la propiedad quedó para YPFB, que es la empresa estatal de Bolivia, esto ocasionó que todo el esfuerzo de inversión de los agentes privados se dedicara a la explotación y casi nada a sembrar”, explicó en Ampliación de Noticias de RPP.
“Por ese motivo, en 2018, Bolivia pagó una multa de 100 millones de dólares a Brasil por el incumplimiento en el envío de gas en el marco del contrato de gas. En 2019, Bolivia tiene que firmar una adenda con Brasil para disminuir los volúmenes de entrega de gas, y en 2020, con el actual presidente, tiene que firmar otra adenda con Argentina para también disminuir los volúmenes de entrega de gas”, precisó.
Bolivia se quedaría sin gas natural
Medinaceli Monrroy comentó que, a diferencia con el Perú, en Bolivia la demanda interna del gas es muy pequeña, es del 20% del total producido. “El 80 % se destina a la exportación”, precisó.
En ese sentido, augura que dentro de 20 años Bolivia deberá importar gas natural, debido a la deficiente explotación de la empresa estatal.
“Estamos en el orden de 50 millones de m3 al día producidos. Hace algunos años llegábamos a 75 millones de m3. Cuando se nacionalizó se esperaba producir 80 millones de m3 y se propuso producir 100 millones de m3, pero en estos momentos los campos de gas están en declinación y, si esto sigue así, la capacidad exportadora de Bolivia se acaba en 10 años y, en 20 años, quizás Bolivia deba importar gas natural”, lamentó.
Dos graves problemas
Para el exministro de Hidrocarburos, la nacionalización de los hidrocarburos trajo dos graves problemas: la perturbación de la imagen de Bolivia en el extranjero y el desorden institucional.
“Pese a que no ha sido una nacionalización con expropiación, el hecho que se diga nacionalización, perturbó la imagen que tenía Bolivia en Europa y Estados Unidos”, indicó Mauricio Medinaceli, quien apuntó que el mercado interno también es poco atractivo para los operadores privados y no invierten en vender gas natural y petróleo en el país.
“Luego de la nacionalización, lo más grave creo que fue un periodo de desorden institucional en el país, por lo cual, todas las reglas del juego que en la década de los 90 estaban muy claras de cómo invertir, cómo licitar, cómo operar, el marco legal es un desorden y las resoluciones y decretos están por encima de la ley”, añadió el exministro boliviano.
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