La exigencia de visa es un paso más en la fragilización de la Alianza del Pacífico, que hasta ahora parecía el más prometedor delos mecanismos de integración en América Latina.
Exigir una visa para entrar a un país es siempre un acto de desconfianza y una restricción de la libertad de desplazamiento. Es el caso de México que acaba de imponernos la necesidad de solicitar una visa antes de que los peruanos podamos entrar a territorio mexicano.
El argumento dado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador destaca el aumento del número de peruanos que permanecen clandestinamente en México. Más aún, si hay decenas de miles de peruanos que cada año son rechazados en la frontera de México con Estados Unidos.
Si esa fuera la verdadera razón, uno podría preguntarse por qué México no ha impuesto la misma exigencia de visa a otros países latinoamericanos cuyos ciudadanos atraviesan el país azteca para llegar a la frontera con Estados Unidos.
El restablecimiento de la visa es un retroceso respecto de uno de los principios de la Alianza del Pacífico: la libertad de tránsito de personas, bienes y capitales. La exigencia de visa es un paso más en la fragilización de la Alianza del Pacífico, que hasta ahora parecía el más prometedor de los mecanismos de integración en América Latina.
Las autoridades mexicanas han explicado que se trata de una medida temporal que podría ser revocada si se reduce la inmigración clandestina. Pero no podemos ignorar que la decisión de México se produce en un contexto de malas relaciones provocadas por la injerencia de López Obrador en la política peruana, específicamente en la defensa de Pedro Castillo. Recordemos que el presidente mexicano se negó arbitrariamente a transferir al Perú la presidencia de la Alianza del Pacífico.
Por reciprocidad, el Perú ha impuesto también la exigencia de visa a los mexicanos que quieran visitar nuestro país. Esto, ¿es una buena idea o, como piensan algunos, dificulta la solución a los problemas y perjudica los intereses de la industria turística?
Por ahora lo único seguro es que la politización de las relaciones entre Estados y el golpe de Estado intentado por Pedro Castillo continúan perjudicando los intereses de nuestros pueblos.
Las cosas como son
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