"Hago una apuesta: si no llegamos al 31 de diciembre a un millón de viviendas me corto el bigote", dijo en su programa semanal "Contacto con Maduro".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apostó su bigote al cumplimiento de su meta de terminar 2015 con un millón de viviendas entregadas, en el marco de un plan estatal que prevé poner fin en 2019 al déficit de más de tres millones.
"Hago una apuesta: si no llegamos al 31 de diciembre a un millón de viviendas me corto el bigote", dijo en su programa semanal "Contacto con Maduro", que emite cada martes y que es reproducido por las emisoras de radio y televisión estatales.
Tras consultar a su cónyuge, Cilia Flores, presente en el programa, si estaba de acuerdo con su apuesta y recibir de ella como respuesta que amanecerá el 1 de enero con su característico bigote, el jefe de Estado pidió en tono jocoso a los obreros de la construcción ayudarle a ganar la apuesta.
"Le digo a mis hermanos trabajadores, obreros y obreras, a los ingenieros: trabajen para no tener que cortarme el bigote. No, mentira. Es una broma. Trabajen porque hace falta que nuestro pueblo tenga su vivienda", sostuvo.
Hasta el 14 de octubre pasado el Gobierno había entregado 742.501 viviendas, según precisó ese día el ministro de Vivienda y Hábitat, Manuel Quevedo.
El funcionario indicó que la denominada Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), que arrancó en 2011 el entonces presidente, Hugo Chávez (1999-2013), tenía en plena construcción hace dos semanas 1,028 millones de viviendas, de las cuales se programó que unas 260.000 debían concluirse en el corto plazo.
El programa se inició tras unas torrenciales lluvias que a inicios de 2011 dejaron varios miles de damnificados, principalmente en barriadas populares de Caracas y otras ciudades, alojados luego en oficinas públicas convertidas en albergues provisionales, incluido el palacio presidencial de Miraflores y los ministerios.
Las viviendas, algunas construidas con ayuda de los Gobiernos de Rusia, Irán, Uruguay y China, son subsidiadas en un 80 % por el Gobierno, porque son "para familias con un ingreso equivalente a un salario mínimo", según expresó en 2012 el entonces ministro de Vivienda, Ricardo Molina.
El Órgano Superior de Vivienda, creado en el marco del plan gubernamental, registró en 2011 a 3,71 millones de jefes de familia carentes de hogar o con viviendas necesitadas de rehabilitación.
Ello incluye a casi 11 millones de personas, según el propio órgano estatal, lo que representa alrededor de un tercio de la población venezolana de unos 29 millones de habitantes.
EFE
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