Sin embargo, los altos índices de desempleo y su baja popularidad ensombrecen su legado.
El presidente de Brasil, Michel Temer, celebró la salida de la recesión como el mayor logro de sus dos años de gobierno, aunque los altos índices de desempleo y su baja popularidad ensombrecen su legado.
"Somos responsables y estamos orgullosos de haber sacado al país de la mayor recesión de su historia", afirmó el mandatario en un acto en el Palacio de Planalto, en el que no mencionó las investigaciones que enfrenta por sospechas de corrupción.
"Orden y progreso (...), era todo lo que Brasil quería", añadió, rodeado de ministros, legisladores y otras autoridades.
El Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana creció 1% en 2017 después de dos años de recesión, pero el desempleo volvió a aumentar en los últimos tres meses y se ubicó a fines de marzo en 13,1%, equivalente a 13,7 millones de personas.
De impronta conservadora, Temer (del partido del Movimiento Democrático Brasileño, MDB) pasó de vicepresidente a primer mandatario en 2016, tras la destitución por el Congreso de Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT), acusada de manipular las cuentas públicas. El impeachment puso fin a trece años de gobiernos de izquierda.
El mandato de Temer termina el 31 de diciembre de 2018.
Reformas estructurales
Desde que asumió las riendas de la mayor economía de Sudamérica, Temer impulsó una política de ajuste fiscal que impuso un techo al gasto público, promovió privatizaciones y concesiones y flexibilizó las leyes laborales.
La reforma del sistema de jubilaciones, considerada clave para completar su plan de gobierno pero muy impopular para los congresistas en vísperas de las elecciones de octubre, quedó en el debe.
Temer discursó durante una hora delante de una pantalla gigante que reproducía titulares de prensa con indicadores económicos favorables e imágenes de trabajadores negros, niños en edad escolar y familias de bajos recursos recibiendo viviendas sociales, entre otras propagandas gubernamentales.
"Ha sido duro, difícil, al punto de que nos costó la popularidad, en un país ansioso por soluciones fáciles. Los resultados están ahí, los números hablan fuerte. Hicimos en dos años lo que otros no hicieron en 20", escribió el mandatario en una columna publicada en el periódico Folha de Sao Paulo.
AFP
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