A pesar de enfrentar siete procesos por corrupción, el expresidente se mantiene firme como el favorito para las elecciones de octubre.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (72) tiene una condena de 12 años y un mes por corrupción, pero es el precandidato más popular para las elecciones de octubre.
La Justicia de Brasil aumentó en segunda instancia la pena a Lula por recibir un departamento de lujo de la constructora OAS para darle concesiones de la estatal Petrobras cuando era presidente, pero eso no lo descarta de competir.
Lula puede postular a la presidencia si un Tribunal Supremo Electoral le concede una medida cautelar. El líder del Partido de los Trabajadores es aún el favorito para las elecciones de octubre a pesar de los siete procesos judiciales que afronta.
Una encuesta de Datafolha de diciembre de 2017 le dio a Lula el 34% de la intención de voto en la primera vuelta y una victoria con alrededor del 50% de los votos contra cualquiera de sus posibles rivales. Su competidor más cercano es el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, que tiene un 17% de respaldo.
El legado de Lula
El internacionalista Ariel Segal explicó en Ampliación de Noticias algunas de las razones del apoyo al expresidente. “Lula estuvo en un momento cuando había mucho dinero en Brasil. Pudo hacer muchos programas sociales con subsidios y el nivel de vida de la gente más pobre subió (…) Hay que reconocer que a la mayoría de los brasileños los sacó de la pobreza crítica. Lula está haciendo que las generaciones que se beneficiaron de eso les recuerden a los más jóvenes cómo se beneficiaron”.
En 2002, cuando Lula fue elegido presidente, el 12.3% (22 millones) de la población de Brasil vivía bajo el límite de US$ 1.90 por día, según el Banco Mundial. Los datos de la misma institución en 2013 indicaron que solo el 4.7% (9.7 millones) estaba en esta situación.
Segal indicó que el escándalo de corrupción alcanzó a la gran mayoría de la clase política de Brasil. “Brasil no tiene muchas opciones de políticos por quienes votar. El mismo Michel Temer tiene una acusación de corrupción muy grave. Prácticamente toda la clase política está cuestionada. Para ellos es saber cuál es el mal menor. Hay un ambiente parecido en el Perú donde dicen ‘que todos se vayan’, pero como nadie se va, hay que elegir uno de ellos”.
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