El exdirector de Pemex llegó este viernes a México para responder ante un juez las acusaciones de varios casos de corrupción que amenazan con salpicar directamente a varios miembros del último gobierno del PRI.
Emilio Lozoya, quien este viernes llegó a México extraditado desde España, es miembro de una familia de políticos tradicionales y privilegiado del poder, a quien la desgracia amenaza por sus presuntos nexos con los sobornos de la brasileña Odebrech.
El exdirector de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), de 45 años, hizo su carrera política al cobijo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) -que gobernó México durante siete décadas- aunque esa formación asegura ahora que nunca ha sido militante.
Nieto de un ex gobernador e hijo de un exministro, en 2012 el entonces presidente Enrique Peña Nieto lo puso al frente de Pemex, una de las mayores contribuyentes al fisco mexicano pero sumida en una profunda crisis.
Abogado y economista con posgrado en Harvard, fue un estrecho colaborador de Peña Nieto en su campaña presidencial como encargado de asuntos internacionales, y ahora es visto como pieza clave para establecer si el exmandatario se benefició de los sobornos. Las autoridades tratan de establecer si Lozoya fue uno de los eslabones en la cadena de corrupción tejida en América Latina por la constructora brasileña a golpe de coimas a políticos para obteber contratos.
Según el expediente del proceso de extradición divulgado por la Audiencia Nacional Española, Lozoya gestionó con Odebrecht "hasta 8 transferencias por un total de 4 millones de dólares USA" a empresas con las que estaba vinculado él o sus familiares.
¿Fondos de campaña?
Ese dinero, de acuerdo con las investigaciones, habría sido para a la campaña de Peña Nieto.
La madre, la esposa y una hermana de Lozoya también son señaladas por una supuesta triangulación para recibir los fondos de la constructora. Gilda Austin, la madre, fue detenida en Alemania y extraditada a México. Desde noviembre está bajo arresto domiciliario. Se desconoce el paradero de la esposa, Marielle Eckes, de nacionalidad alemana y perteneciente a una familia de empresarios, así como de su hermana, Gilda.
Lozoya dejó Pemex en 2016 en medio de señalamientos de corrupción, pero la fiscalía congeló el caso. Con la llegada al poder del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en 2018, se reactivó el expediente y era buscado desde julio de 2019. Fue detenido en Málaga el 12 de febrero tras un pedido extradición de México.
El exfuncionario también es investigado por la compra de una maltrecha planta de fertilizantes por la que se pagaron 500 millones de dólares, precio considerado excesivo en el sector.
"Al venir este señor (Lozoya) y ofrecer que va a hablar, es algo importante sobre todo para sanear (...) la vida pública, porque el principal problema de México es la corrupción", sostiene López Obrador.
El mandatario también ha señalado que "daba vergüenza" que en otros países, por el caso Odebrecht, han sido juzgados hasta presidentes. ( Con información de EFE y AFP)
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