La neurodiversidad, en el nivel educativo técnico y universitario, es inexistente: se enseña para todas y todos por igual sin reparar en las diferencias.
En pleno siglo XXI, todavía existe una lucha por coexistir con la diversidad. Felizmente, desde la ciencia, se está gestando de a pocos una nueva revolución: la «revolución de la neurodiversidad».