Científicos cuzqueños desarrollaron un aparato que emite el calor adecuado para el tratamiento de la ictericia neonatal, enfermedad que "tiñe" de amarillo a los recién nacidos.
Científicos peruanos han encontrado un nuevo método para acabar con la ictericia, que "tiñe" de amarillo a algunos recién nacidos y es una enfermedad frecuente en partes de la sierra andina.
Se trata de un pequeño aparato flexible calorífico que puede viajar escondido en los portabebés y ha sido bautizado como el "equipo de fototerapia de luz azul".
Este es uno de los 14 inventos finalistas del Concurso Nacional de Prototipos e Innovaciones Tecnológicas que se exhiben estos días en Lima en la Semana Nacional de la Innovación.
El invento aspira a convertirse en el último tratamiento médico para curar la ictericia neonatal, que se manifiesta cuando los niveles de bilirrubina (pigmento) en la sangre son demasiado elevados.
Este nuevo aparato evitará a los padres la angustia de tener hospitalizado a su hijo recién nacido y bajo el calor de una incubadora de "luz blanca", dañina para el neonato porque lo deshidrata y obliga a prolongar el tratamiento hasta una semana.
Esta creación ha salido de los laboratorios de una pequeña empresa tecnológica cuzqueña, al sur de Perú, donde a sus investigadores se le ocurrió idear unas placas fototerapéuticas menos nocivas que las usadas actualmente en los hospitales peruanos, y flexibles también para poder ser colocadas en los portabebés.
Fueron necesarios cuatro años para que los científicos obtuviesen un resultado satisfactorio: una "matriz" rectangular y maleable capaz de emitir el calor adecuado para el tratamiento de la ictericia neonatal mediante el "método madre canguro".
Y es que los progenitores, al igual que un marsupial, pueden llevar sujeto en su pecho al bebé, que recibe el calor de la placa en su espalda durante unos dos o tres días, duración del tratamiento, explica a Efe Sandro Gamarra, representante de la empresa inventora.
El invento no es ni más ni menos que un chaleco con dos bolsillos separados por una gasa, el más grande para colocar al bebé y el más pequeño para introducir la matriz.
"Con este invento, el niño aprovecha el calor de la mamá y también el del aparato: permite afianzar el vínculo madre-hijo", destaca orgullo Gamarra, quien también dice ser un reflejo de la interculturalidad peruana.
Y es que en uno de los dos huecos laterales de la prenda sobresale una batería recargable con luz solar, pensada para aquellas regiones del Perú más diverso (selva, sierras y costa) donde no llega la electricidad.
En el otro extremo lateral está el sensor de temperatura que regula los grados del "canguro" e incluso inactiva el sistema si los grados son demasiado elevados para el bebé.
Todo está calculado para proteger al niño, cuenta Gamarra, quien subraya que en el caso de los hospitales cuzqueños el invento servirá para descongestionar las salas de pediatría, a menudo saturadas por la fuerte incidencia de la ictericia en los neonatos de la región.
La carencia de una ley peruana que regule la comercialización de este tipo de aparatos ha retrasado su salida al mercado nacional, aunque sus inventores confían en poder ver pronto su producto en los hospitales.
La idea es que los centros médicos usen en sus incubadoras esta placa y que, posteriormente, las ofrezcan en alquiler: la empresa es consciente de que sólo los ambulatorios pueden desembolsar los 3.000 dólares que cuesta el invento.
En esta tercera edición de la Semana Nacional de la Innovación, inventores peruanos muestran ante un público atónito sus últimas creaciones, desde un filtro para cigarros capaz de absorber el 60% del alquitrán (sustancia cancerígena) hasta una máquina peladora de habas que incrementa la productividad del obrero en un 240%.
Los concursantes tienen hasta el próximo miércoles para convencer al jurado de que es su prototipo y no el del rival el mejor para recibir los 1.500 dólares del primer premio, o los 1.000 y 500 del segundo y tercer galardón.
EFE
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