La regulación de emociones es la clave para la salud mental y psicológica de niños y niñas, de ello dependerá su capacidad de manejo de estrés y crisis en la adultez. Aquí algunos consejos para desarrollar su inteligencia emocional.
La primera infancia, que corresponde a los cinco primeros años de vida, es un momento muy importante para potenciar el desarrollo no solo físico, sino también emocional de los niños y niñas. En este periodo adquirirán las herramientas base que les servirán para aprender a controlar sus emociones en su etapa de adolescencia y adultez.
En los primeros años de vida, los niños y niñas aún no tienen la capacidad de regular sus emociones, por lo que pueden reaccionar intensamente en situaciones de enojo, celos o miedo. Enseñarles a gestionar y saber regular lo que sienten es fundamental para su salud mental y para su futuro, pues todas las decisiones que tomen en adelante estarán siempre cargadas de una cuota emocional.
Tener un adecuado manejo emocional les enseñará a saber reaccionar ante la frustración y fortalecerá su autoestima, confianza y su actitud positiva hacia el mundo. De igual manera, les permitirá tomar mejores decisiones, mejorar su empatía y su asertividad con el fin de que sepan expresar ideas y sentimientos oportunamente según el contexto en que se encuentren.
Puntos para la inteligencia emocional
Cuando son bebés es ideal empezar con el apego seguro desde el nacimiento, es decir, establecer un vínculo afectivo saludable con un adulto significativo. Esta relación de confianza y seguridad será la base para su desarrollo emocional futuro.
De acuerdo con Unicef, las experiencias afectivas en los primeros años de vida tienen una enorme influencia a favor del desarrollo cognitivo, social y emocional del niño o niña. El contacto físico y emocional (hablar, abrazar, tranquilizar) con el bebé permite calmarlo y le enseña a regular sus emociones por sí mismo en casos similares en el futuro.
Es importante recordar que la inteligencia emocional se desarrolla en el contacto social, pues en la interacción surgen espacios ideales para fortalecer sus emociones. De hecho, la búsqueda de sostén emocional y el interés en las relaciones humanas son rasgos de salud mental que se manifiestan desde el comienzo de la vida.
Una vez que dejan de ser bebés, a partir de los 2 años de edad, el desarrollo emocional empieza a darse de manera más completa, pues el niño o niña empieza a comunicarse verbalmente y a caminar, con lo que abre nuevas posibilidades y descubre nuevos sentimientos. A continuación, algunos consejos para desarrollar la inteligencia emocional en tus hijos e hijas de 3 años en adelante:
- Anímalo a hacer amigos y a comunicarse con ellos.
- Enséñale a identificar sus emociones y la de los demás. Que ponga nombre a lo que siente: tristeza, alegría, miedo, etc.
- Dale herramientas para que entienda lo que siente. Por ejemplo, hagan preguntas básicas como ¿qué?, ¿por qué? Y ¿cómo? Esto le ayudará a entender y aprender por qué se siente así, cuál es la causa detrás y cuál es la mejor forma de reaccionar. Así, a la próxima vez sabrá cómo actuar y qué cosas evitar.
- Motívalo a expresar sus emociones y a hablar de ellas sin vergüenza.
- No trates de hablarles cuando tienen un ataque de enojo, espera que pase el momento para luego analizar la situación con ellos.
- Enséñale sobre la resiliencia, es decir, desarrolla su capacidad de sobreponerse a situaciones adversas que involucran períodos de dolor emocional y traumas.
- Muéstrate siempre presto a escucharlo, evita juzgar sus emociones o restarles importancia. La mejor forma de motivar el desarrollo emocional es conversando, así que evita los gritos o castigos físicos.
Recuerda que los niños aprenden los comportamientos de lo que ven en los adultos que los rodean, por eso, es importante que, como padres, les demos el ejemplo con nuestras acciones.
Comparte esta noticia