Establecer conexiones afectivas con nuestros hijos es la base para desarrollar su seguridad y el control de emociones que le garanticen una adecuada salud mental en su vida adulta. Conoce cómo fortalecer el apego seguro con ellos.
Garantizar un adecuado desarrollo infantil no solo implica preocuparse por la salud física de niños y niñas, sino también por su salud emocional. De hecho, según la última ENDES 2018, solo el 36% de niñas y niños de entre 2 y 6 años de edad ha logrado regular sus emociones y comportamientos en situaciones de frustración y establecimiento de límites.
Parte importante de esto tiene que ver con el apego seguro, una relación íntima y vínculo afectivo que se genera desde el nacimiento entre el bebé y su madre, padre o cuidador, e implica la comunicación física y verbal.
Esto construye un lazo emocional íntimo entre ellos, estableciendo una relación de confianza y seguridad. Así, la niña o niño evidencia su deseo de estar cerca de la persona que le cuida y esa seguridad promueve sus ganas de explorar el mundo.
El apego es clave para desarrollar la confianza, la autoestima, un adecuado manejo de emociones y para potenciar la autonomía del niño. A largo plazo también contribuirá a tener una adecuada salud mental y a establecer relaciones sociales saludables. Por estas razones, según el Midis, el apego seguro también previene la violencia contra la mujer.
Los bebés necesitan tener figuras de protección a las cuales puedan vincularse emocionalmente. Así, mientras crecen, el apego va evolucionando, mostrando nuevas necesidades. Por ejemplo, cuando son bebés necesitan sentirse protegidos cuando la mamá o papá los carga, necesitan que les hablen para fomentar el lenguaje. Una vez que crecen, necesitarán otros tipos de vínculos de apego, como alguien que los motive, que los escuche y a quien puedan recurrir cuando tengan dudas.
¿Cómo desarrollar el apego seguro?
El objetivo del apego seguro es tener niñas y niños que se sientan queridos y seguros gracias a la relación respetuosa y oportuna que le brinda un adulto significativo.
En ese sentido, algunos puntos esenciales que ayudan a reforzarlo tienen que ver con trasmitir a los hijos seguridad, amor y protección en cada momento, desde que nacen como en el transcurso de sus vidas, con especial cuidado en la primera infancia (los cinco primeros años de vida).
Como padres, también debemos respetar sus emociones y escucharlos. Enseñarles que está bien tanto reír como llorar, porque esto permitirá que el niño se exprese abiertamente sin restringir lo que siente. Hablar con ellos y escucharlos también fortalece su seguridad y confianza.
Conocer sus miedos permitirá saber qué hacer en los momentos en que nos necesitan, por ejemplo, si aprendes que tu bebé llora al escuchar sonidos fuertes, sabrás cómo calmarlo y transmitirle paz la próxima vez que suceda. El Midis recomienda también atender al bebé a tiempo y no dejarlo llorar por mucho tiempo, así como jugar, cantar y conversar con él.
Asimismo, se debe fomentar su autonomía y contribuir con su empoderamiento. Motivarlos a hacer cosas por sí mismos y a descubrir el mundo les ayudará a ser curiosos y a aprender más rápido. De igual manera, debemos reconocer sus logros y enseñarles que también está bien equivocarse y fallar.
Todos los niños pasan por una etapa de preguntas en la que se cuestionan todo lo que ven y han aprendido. En este caso, los padres deben mostrarse prestos a responder sus dudas de la mejor manera. Todo esto fortalecerá el vínculo afectivo y les dará la base emocional necesaria para crecer seguros.
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