El pujante distrito celebra hoy el medio año de su santo patrón y por la mañana, las bandas de música recorrieron las arterias de la ciudad.
Con júbilo y mucha devoción, el distrito de Monsefú, en la región Lambayeque, celebra hoy 14 de marzo, el medio año de su santo patrón Jesús Nazareno Cautivo. Y es que por el momento, optaron por dejar en un segundo plano los cuestionamientos al personaje de “La Monsefuana”, pues el fervor por la sagrada imagen de este pueblo pujante es más fuerte.
En su día central y desde tempranas horas de la mañana, las bandas de música recorren las arterias de la ciudad, los cohetes estallan por doquier, los comerciantes ofertan sus productos y cientos de feligreses llegan a venerar con plegarias, velas y flores al “Cautivo”.
Luciendo las largas cadenas que lleva en las manos desde hace más de 450 años y que hacen alarde a su nombre, el santo patrón de Monsefú pernocta en la parroquia San Pedro, ubicada en pleno centro de la ciudad.
Para llegar a él, es inevitable observar los trajes de hilo dorado que se luce en los armarios de vidrio, situados en los extremos izquierdo y derecho del recinto católico.
Según se conoce, el Jesús Nazareno Cautivo llegó un 14 de setiembre de 1547 en una embarcación a las playas de Santa Rosa y Pimentel, procedente de España. Fue encontrada por un grupo de pobladores en un cajón de madera y cuando estos intentaron movilizarla, no lo lograron.
Sin embargo, luego apareció un grupo de pescadores de Monsefú y ante el rumor que al interior se encontraba una efigie, optaron por levantar el bulto, realizándolo sin mayores inconvenientes ante el asombro de los moradores.
Sin pensarlo, lo trasladaron a su localidad, en donde arreglaron una capilla con el propósito de descubrirlo. Después, consiguen su propósito y se dan con la sorpresa que era la imagen de Cristo y se denominaba Jesús de Nazaret.
Pasaron los días y la efigie desaparece, según se dice, disconforme porque pocos llegaban a venerarlo. Su ausencia genera preocupación entre los habitantes, quienes emprendieron su inmediata búsqueda, encontrándolo en las afueras del pueblo.
En poco tiempo, este hecho se repitió, por lo que los creyentes optan por atarlo y colocar sobre sus manos, varias y extensas cadenas para que no se volviera a marchar, recibiendo en adelante la denominación de “Cautivo”.
Monsefú, sinónimo de tradición, catolicismo, trabajo, hermosa artesanía y rica gastronomía, espera a hombres y mujeres de todas las edades con los brazos abiertos.
Por: Rosario Coronado
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