San Roque es un santo popular de gran arraigo en muchos distritos del valle del Mantaro, pero que en San Jerónimo de Tunán tiene su mejor expresión.
En el distrito huancaíno de San Jerónimo de Tunan, la gente recibe como cualquier otro día las fiestas de los santos peruanos Santa Rosa de Lima y San Martin de Porras; alguna misa, una que otra oración y no más.
Pero cuando llega el 16 de agosto, el pueblo revienta de júbilo, hay bandas y orquestas por doquier, las celebraciones litúrgicas son pomposas y miles de personas circulan por las calles del distrito ‘Chalaysanto’, que por una semana vive una agitación sin igual.
Se trata de la fiesta de San Roque, santo popular de gran arraigo en muchos distritos del valle del Mantaro, pero que en San Jerónimo de Tunán tiene su mejor expresión.
La fiesta en realidad comienza un mes antes del 16 de agosto, con la llamada ‘consulta’, que consiste en afinar detalles organizativos de los festejos, que van acompañados con la preparación de la chicha de jora, con un ritual que podría merecer otra crónica.
El culto a San Roque, llegó al Valle del Mantaro hacia el año 1720 a través de los frailes franciscanos, toda vez que Roque perteneció en vida a la orden de los terciarios; es decir, franciscanos laicos que deseaban emular a San Francisco de Asís.
A San Roque se le considera el santo protector contra las enfermedades y las pestes, y es probable que el culto se difundiera entre el pueblo y los indígenas debido a que durante la época virreinal diversas y terribles enfermedades arrasaron contra gran parte de la población autóctona.
Como fuere, lo cierto es que el culto a San Roque adquirió gran arraigo, y muchos dicen haber sido bendecidos con sus milagros.
En San Jerónimo, para celebrar las fiestas de San Roque, la gente no escatima gastos, se invierte en bandas y orquestas típicas de renombre, se gasta en lujosos vestuarios para el santo y su perro acompañante, que son reemplazados a diario durante la semana de festividades.
Las misas tienen que ser con el mejor coro y ‘concelebradas’, “cuanto más curas mejor”. Las andas se hallan enchapadas de plata, privilegio que no tiene siquiera el Señor de los Milagros.
Cada tarde en la plaza del pueblo se organizan corridas de toros. No se mata al animal, solo se busca diversión a lo grande junto a pandillas de Avelinos, Tunanteros y Chonguinos. Las visitas entre mayordomos, los banquetes y el abundante consumo de cerveza son sus características.
No cabe duda que San Roque, es el santo más querido y por lo mismo las fiestas a este bienaventurado, natural de la Francia del siglo XIV, se realizan también en los distritos de Quilcas, Cajas, Sincos y otros.
Durante la semana del 15 al 21 de agosto, San Jerónimo de Tunán se convierte en el lugar de visita obligada para quienes deseen tener un encuentro con la religiosidad popular y también para quienes quieran divertirse a lo grande bailando con frenesí por la calles de este acogedor distrito cuna de Catalina Huanca y de artesanos plateros sin par.
Por: Lizzet Paz
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