El funcionario de Minsur, Gonzalo Quijandría, explicó el trabajo que vienen realizando en Puno no solo para erradicar la desnutrición, sino también capacitando a padres y cuidadores de la región.
Gonzalo Quijandría, director de asuntos corporativos y de sostenibilidad de Minsur, presentó la labor que realizan junto a Aporta - el laboratorio de impacto social del grupo Breca - en los distritos de Antauta y Ajoyani, al norte de Puno. “Volar”, el proyecto que busca impulsar hábitos de higiene y reforzar la importancia del apego a los pobladores puneños, fue parte de las “iniciativas por la infancia” en el I Foro Desarrollo Infantil Temprano. “Si no atacamos en estos primeros tres años este tema, nada de lo que invirtamos luego en esas comunidades va a tener éxito”, recalcó Quijandría.
Hace seis años, Minsur llegó a Antauta. Allí, encontraron que el 95% de niños menores de tres años tenía anemia, y el 25%, desnutrición crónica. El panorama era similar en Ajoyani, con el 28% de niños con desnutrición crónica y el 44%, con anemia. “El problema que tenemos, es que sentimos que no hemos atacado las causas de fondo de este tema, y esto nos preocupa”, indicó Quijandría. Además de ello, ambas comunidades cuentan con un índice de progreso menor de 50 puntos, según la medición del Social Progress Imperative. Esto quiere decir que sus necesidades básicas humanas no están satisfechas.
Ante esta situación, Quijandría señaló que Minsur buscó trabajar con expertos y aliados. “Llevamos a la ONG Sumbi y desarrollamos junto el programa Sami: Unidos por la primera infancia. Este programa tiene como objetivo preparar para el aprendizaje a través de la estimulación temprana, con jornadas de capacitación y guías para padres”. Atendieron a un total de 330 familias y los resultados de esta iniciativa fueron positivos: en Antauta se redujeron los índices de anemia en 50% y, en Ajoyani, de un 44% de niños con anemia, pasó a 13%.
“Volar” llegó más adelante. En 2017, junto a Aporta, empezaron a desarrollar el piloto de este programa y se plantearon priorizar dos ámbitos. “Por un lado, asegurar el acceso al agua segura y los hábitos de higiene, por sus efectos en la salud y en la nutrición. Por otro lado, potenciar el desarrollo infantil temprano a través del apego y el aprendizaje temprano”, mencionó el directivo de Minsur.
No solo era necesario facilitarles el acceso al agua, sino también capacitar a la comunidad para que tengan un uso responsable. En este sentido, buscaron transmitir los consejos a través de mensajes de texto, al ser de alto uso en la comunidad puneña. Asimismo, se pusieron como objetivo aumentar las interacciones de calidad entre cuidadores y niños, es decir, generar momentos compartidos entre padres o cuidadores y niños para favorecer su desarrollo cerebral.
“Estamos convencidos de que ese es el camino... si tenemos una preocupación por que nuestros niños puedan romper el círculo de la pobreza y desarrollarse en un momento en que somos los únicos que estamos ahí para ayudarlos, vamos a tener que trabajar de esta manera”, concluyó Gonzalo Quijandría, reforzando la importancia de invertir en el desarrollo infantil temprano.
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