Este año se conmemora el sesquicentenario del combate del 2 de mayo, donde un puñado de peruanos se batió heroicamente en defensa de la soberanía de la patria que pretendía desconocer España.
Un 2 de mayo de 1866. Hace 150 años, la población y los militares peruanos, dieron una lección de unidad en defensa de la soberanía territorial y la dignidad de no acatar las exigencias de los españoles para indeminizarlos por nuestra independencia, sellada en Ayacucho 42 años antes.
EL CONTEXTO
Los españoles vendieron cara su derrota en Ayacucho. A más de cuatro décadas de la capitulación, apareció en nuestras costas una de sus flotas de guerra, bajo el nombre de expedición científica, la cual pretendió ocupar las islas de Chincha, la que albergaba una riqueza guanera muy apreciada en esos tiempos.
Ponían como argumento, un impago de Perú por la independencia, suscrito en la capitulación de Ayacucho por el general Canterac y José Antonio de Sucre. España se negaba a reconocer nuestra soberanía y los peruanos se prepararon para defenderla.
Francisco Bolognesi fue comisionado para la compra de cañones a Inglaterra. El general Mariano Ignacio Prado se sublevó en Arequipa y derrocó a José Antonio Pezet por firmar un tratado lesivo a los intereses nacionales.
EL COMBATE
El entonces ministro de guerra José Gálvez, asumió la responsabilidad de dirigir la defensa de la soberanía. La población civil y militar de lima y Callao escribieron una nueva lección histórica de unidad frente al enemigo.
Unos 50 cañones estaban preparados para enfrentar a una flota de siete barcos de guerra españoles con 300 cañones.
A las 12:15 del mediodía de aquel 2 de mayo de 1866, se abrió fuego desde el buque español Numancia; luego del segundo disparo, los peruanos procedieron al ataque.
Pasados 53 minutos del enfrentantamiento hubo una explosión en la Torre La Merced. Allí estaba José Galvez quien murió junto a otros 27 valientes en defensa de nuestra soberanía.
El Combate culminó a las 5 de la tarde. La escuadra española se retiró cons sus embarcaciones averiadas, sus muertos (muchos de los cuales fueron enterrados en la isla San Lorenzo) y heridos.
Una gesta heroica que todo peruano debe recordar como símbolo de la importancia de la unidad entre la población civil y militar para defender a la patria.
(S. N.)
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