La campaña municipal y regional tampoco construye confianza en su recta final. Se habla de la posibilidad de un debate solo entre Renzo Reggiardo y Ricardo Belmont, a la misma hora que el encuentro programado por el JNE y al que ambos se negaron a asistir.
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El presidente Martín Vizcarra habló ayer ante la Asamblea de la ONU. En nombre de nuestro país se dirigió a la comunidad internacional para proclamar que el objetivo de su gestión es promover que “los ciudadanos recuperen la confianza en sus instituciones”. Para lograrlo, aseguró que los peruanos se expresarán en un referendo el próximo 9 de diciembre sobre la reforma de la justicia y sobre la reforma política. Después de su intervención, Vizcarra se reunió con el Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, quien elogió la manera constructiva como el Perú ejerce su membrecía del Consejo de Seguridad de la ONU. Cualquiera que hubiera escuchado a Vizcarra en la Tribuna más prestigiosa del mundo concluiría que los peruanos hemos sido capaces de forjar consensos ante la grave crisis producida primero por la corrupción sistémica descubierta en los grandes proyectos de construcción y luego en el funcionamiento de nuestro sistema judicial. Desgraciadamente las cosas no son así y la incertidumbre se mantiene, como lo revelan cada día las querellas en el Congreso y la lentitud en las investigaciones.
La lideresa de la oposición, Keiko Fujimori, ha reiterado su confianza en que las comisiones parlamentarias y el Pleno terminen de elaborar las cuatro leyes antes de la fecha tope, el 4 de octubre, pero ha trascendido que miembros prominentes de su bancada, como Úrsula Letona, consideran una “porquería” el texto presentado por el Ejecutivo para reformar la estructura del Congreso. Aunque la congresista fujimorista ha reconocido que su expresión no era la más adecuada, los sondeos ponen de manifiesto que una mayoría de la población considera que el fujimorismo viene cumpliendo una labor obstruccionista.
Tampoco la campaña municipal y regional se acerca a su fin construyendo confianza. En vez de escuchar ideas y propuestas, los electores somos testigos de querellas que suben de tono. El Tribunal del Pacto Ético Electoral ha sancionado al candidato Renzo Reggiardo por faltar a un compromiso firmado, pero lejos de comportarse de acuerdo con el Pacto, Reggiardo persiste en victimizarse. Estamos incluso ante la posibilidad de que él actúe junto a otro potencial recalcitrante, Ricardo Belmont, para sostener un debate entre ellos dos, a la misma hora programada por el Jurado Nacional de Elecciones para un debate entre todos los candidatos a la municipalidad de Lima metropolitana.
Necesitamos recuperar confianza en la Fiscalía, cuya autoridad máxima, Pedro Chávarry, es objeto de una denuncia constitucional que se dilata en el Congreso. ¿Quién podrá explicarnos porqué la Fiscalía no ha otorgado estatuto de colaborador eficaz al exviceministro Jorge Cuba, tal como ha denunciado IDL Reporteros, la organización que destapó los audios que evidenciaron la corrupción de nuestro sistema judicial?
Estados Unidos no es ejemplar en todo, pero siempre lo ha sido en materia judicial. El candidato a Juez Supremo propuesto por Donald Trump es objeto de una severa investigación en el Senado. De nada sirve la manifiesta presión ejercida por el presidente, puesto que los congresistas de su propio partido actúan de acuerdo a la ley para, precisamente merecer la confianza de los ciudadanos. Y un tribunal de Nueva York condenó ayer a una de las estrellas más conocidas de la televisión, el primer animador afroamericano, Bill Cosby, al que caracterizó como “depredador sexualmente violento”. De nada le sirvió su fortuna ni las condecoraciones recibidas a lo largo de una exitosa carrera de más de cincuenta años. La confianza se construye con actos y sólo cuando los actos no se detienen ante los intereses de los que tienen poder.
Las cosas como son
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