La democracia es la única vía para que un país alcance el desarrollo, sin embargo, cuando esta falla, la ciudadanía se siente defraudada. En el siguiente informe de El Poder en tus Manos: Construyendo Nuestro Futuro, conoceremos cómo perciben los peruanos la democracia en distintas zonas de nuestro país.
En la plaza de Iquitos, RPP Noticias preguntó si en el Perú existe o no democracia. La respuesta de uno de los ciudadanos fue la siguiente: “no existe y eso lo sabe todo el mundo. Ya no queda nada de la democracia que pensaba que había”.
En Andahuaylas, Apurímac, sucedió algo similar. Ante la misma interrogante un ciudadano respondió: “bueno, con los poderes políticos que solamente manejan cierto grupo, [la democracia] no existe en el país”.
En Huancayo, Junín, una ciudadana consideró que sí hay democracia. "Y tú, ¿consideras que en el Perú hay democracia?", preguntó RPP. "Claro que sí", respondió ella. "Tanto por el derecho a voto, el derecho de poder manifestarnos y expresarnos, sí es posible. También cuando tomamos las decisiones adecuadas y elegimos bien a la persona que nos representa".
“Yo creo que no", afirmó, por su parte, una ciudadana de Arequipa. "Actualmente, con todos los asesinatos que ocurren, con todo lo que está haciendo el Congreso, con la representante [presidenta de Gobierno] el pueblo se ha pronunciado y no la quiere en el poder; para mí eso es autoritarismo y, por tanto, no hay democracia”.
Estas voces no son expresiones aisladas, reflejan el sentir de muchos peruanos sobre la democracia, el sistema de gobierno que nos permite elegir autoridades y fiscalizarlas, exigir derechos, cumplir con nuestros deberes y respetar las libertades; sin embargo, en la práctica, hoy en día muchos la sienten lejana y que no los representa. ¿Qué está sucediendo con la democracia en el país?
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De la teoría a la realidad
Nuestra democracia es representativa, es decir, delegamos funciones de gobierno a personas que han sido elegidas mediante un proceso electoral, desde la presidencia de la República, pasando por los congresistas, gobernadores regionales, alcaldes provinciales y distritales.
La responsabilidad de esas personas elegidas es brindar todos los medios para asegurar el ejercicio pleno de los derechos de la población y evitar que sean vulnerados. Cuando esta premisa falla, la democracia entra en peligro. ¿Cómo repercute esto en la ciudadanía?
El analista político Alain Alanoca Aragón, desde el Cusco, opinó al respecto: “En los últimos años hemos vivido tiempos de crisis, hemos vivido tiempos de inestabilidad, hemos vivido tiempos de desempleo, lo que hace que la ciudadanía perciba como poco útil a la democracia. Y esto está ligado a la legitimidad que tienen nuestras autoridades en su función de ser los puentes capaces de poder canalizar los problemas de esa misma ciudadanía y ofrecerle soluciones. Con un escenario así, es difícil pedirle al ciudadano de a pie que apueste por la democracia cuando no se siente reflejada en ella, cuando siente que sus derechos son vulnerados diariamente”, indicó.
Alanoca agregó que en el Perú hay alta tolerancia a discursos o modelos autoritarios por el afán de que se logre “algún cambio”. Y la población del Cusco, por ejemplo, no es indiferente a esas posibilidades. “Este escenario es un caldo de cultivo para que puedan brotar posiciones totalitarias. Y la gente espera que alguien ponga orden con efecto inmediato, aún si esto significa saltarse las consultas a la propia ciudadanía o tomar en cuenta su opinión”, advierte.
Gobierno
Los peruanos y su visión de la democracia en el Perú
Desde Cajamarca, el politólogo Gianfranco Vigo señala que esta región no es ajena al problema de la baja representatividad de las autoridades políticas que perciben los ciudadanos.
“Es muy difícil que la gente pueda sentirse representada con autoridades que surgen, por ejemplo, solo en el marco de un proceso electoral. Hay debilidad de los partidos políticos y en Cajamarca el voto por naturaleza es muy fragmentado. A esto hay que sumarle el factor corrupción, un problema que está tan normalizado, que pasó de ser una mancha en la democracia peruana, a ser un gran lienzo lleno de avaricia y abuso. La gente ya no se indigna frente a la corrupción”, aseguró.
Vigo señaló que con este marco de corrupción, inestabilidad y grandes brechas en el acceso a servicios de calidad, sobre todo en los distritos más alejados en esta región, hablar de democracia en Cajamarca resulta algo relativo.
Y desde Iquitos, el economista Roger Grandez afirmó que la población de Loreto no puede hablar de una democracia real cuando percibe desigualdad de oportunidades, así como desigualdad en la distribución de los recursos.
“En la región Loreto no hay alternativas de empleo, no se diversifica el aparato productivo y, por el contrario, ¿qué es lo que vemos ahora? Vandalismo, prostitución, tráfico de personas, informalidad […] El tráfico ilícito de mercancías ha crecido enormemente y el Estado ante eso no sabe qué hacer", sostuvo.
Perú, un régimen híbrido
En febrero de este año, un estudio de la revista británica The Economist ubicó al Perú en el grupo de países con “régimen híbrido”, es decir, un modelo de gobierno que se caracteriza por sus formas democráticas, pero con elementos autoritarios en la conducción de sus instituciones.
Según el estudio, la calidad de la democracia peruana descendió. Después de estar por un tiempo en el grupo de los países con "democracia deficiente", The Economist bajó al país a la escala de régimen híbrido, sobre todo después del fallido golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo y el inicio de la gestión de la presidenta Dina Boluarte, que estuvo marcada por las protestas ciudadanas que exigían su renuncia, teniendo como saldo la muerte de veinte personas (al momento del cierre del estudio), producto de los enfrentamientos con las fuerzas militares y policiales.
Además, esta calificación de The Economist responde al bajo puntaje alcanzado en materia de cultura política y a la alta inestabilidad política reflejada en los seis presidentes y tres Congresos que desde el 2016 han regido los destinos del país; entre otros elementos.
¿Cómo fortalecer la democracia?
Ante esta situación, el analista Alain Alanoca señala que, lejos de lo que pueda parecer, sí es necesario el fortalecimiento de los partidos políticos para que pueda funcionar el sistema democrático "porque son ellos los que se encargan de llevar la voz de la ciudadanía cuando les toque ser gobierno".
Agregó que el fortalecimiento político pasa también porque los partidos o movimientos regionales "construyan equipos técnicos sólidos" que ofrezcan sostén a los programas que se convertirán en el futuro en políticas de Estado.
Por su parte, el politólogo Gianfranco Vigo planteó lo siguiente: “cuando analizamos por qué la gente no valora la democracia, la primera respuesta es que no tenemos la suficiente cultura política o educación cívica, pero es cierto también que la ciudadanía recibe los constantes mensajes de crítica contra las autoridades, muchas de ellas justificadas, pero también debería recibir mensajes por parte de líderes de opinión o medios de comunicación sobre el valor de las instituciones democráticas. Cuando se golpea al actor político, se golpea también a la institución y es necesario hacer esa separación. Y cuando se pierde el respeto a las instituciones democráticas, el sistema corre riesgo de colapsar”, acotó.
Para alcanzar los objetivos comunes que lleven al desarrollo social y económico del país, se requiere el diálogo permanente de la población con sus autoridades, y que estas atiendan sus demandas sin distinciones, sólo así se podrán garantizar los derechos y libertades fundamentales y fortalecer la democracia.
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