El Ejército Peruano conmemora los 200 años del nacimiento de Francisco Bolognesi con un vídeo conmemorativo.
"Bolognesi vive en mí" es la consigna que gritan los miembros del Ejército Peruano y la sociedad civil en un nuevo vídeo de la institución castrense que extiende las celebraciones por los 200 años del nacimiento de Francisco Bolognesi, este 4 de noviembre.
"En cada peruano que lucha hasta quemar el último cartucho vive el ejemplo de nuestro héroe", dice parte de este material fílmico que fue difundido este jueves.
Historia del héroe. Hijo de un padre italiano y una madre arequipeña, nació el 4 de noviembre de 1816 en una casa de la cuadra 1 del jirón Cailloma, en Lima. Ante el estallido de la Guerra del Pacífico (1879), se reintegró al Ejército con 62 años como Comandante de la Segunda División a cargo de la campaña terrestre del Sur.
Participó en la derrota peruana en San Francisco y en la victoria de Tarapacá de ese mismo año. Al año siguiente, asumió el mando de las fuerzas peruanas en el puerto de Arica, sitiado por los chilenos y con alrededor de solo 1,500 soldados. Fue allí donde se concretó su acto heroico más famoso.
“Hasta el último cartucho”. Tras la derrota peruana en Tacna (26 de mayo de 1880) y la la espera de llegada de refuerzos, Francisco Bolognesi y sus oficiales de reunieron y decidieron morir antes que rendirse a Chile. El 5 de junio, un parlamentario chileno se reunió con el comandante peruano y sus oficiales para pedirles que se rindan, citando la superioridad numérica y de armas que tenían. La respuesta de Bolognesi fue quizás la frase célebre más conocida de la historia del Perú: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”.
Héroe nacional. Tras escribirle una última carta a su esposa, el héroe nacional y sus tropas se enfrentaron a los chilenos el 7 de junio, cayendo derrotados. “¡No hay que rendirse! ¡Miserables! ¡Viva el Perú!”, fueron sus últimos palabras. Poco después de su muerte en el campo de batalla, los chilenos ordenaron que cese el fuego. Sus restos fueron traslados a Lima en julio de ese mismo año, donde actualmente descansan en la Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro.
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