'Perú tiene talento' volvió a ser un desfile de habilidades. Pero fue la música la que primó en su última edición, en la que Mimy Succar tomó el micrófono.
La decimoprimera edición de “Perú tiene talento”, del 9 de abril, fue una fiesta. Mimy Succar puso a bailar a sus compañeros del jurado Gianella Neyra, Renzo Schuller y Ricardo Morán al ritmo de Celia Cruz. Pero no nos adelantemos a los hechos.
La fiesta comenzó cuando hizo su aparición en el set del programa la familia San Sabor, una agrupación de salsa cuyo núcleo está conformad por padre, madre y dos pequeñas hijas: Luciana en las voces y Valeria en el saxofón, quienes estuvieron acompañados de toda una banda.
Su presentación dio inicio con la pequeña Luciana interpretando “Aguanile”, de Héctor Lavoe y Willie Colón, y siguieron con “Kimabra”, de Celia Cruz. Casi al final, Luciana y Valieria tuvieron sendos solos en el piano y el saxofón respectivamente.
Al final del número, Mimy Succar, totalmente contagiada por el espíritu de la banda dijo: “tengo unas ganas de cantar con esta orquesta”; y fue invitada a subirse. Ahora, fue ella quien interpretó “Kímbara”.
“Chicos, para mí ha sido un honor haber estado con ustedes, y tremenda banda. Esto fue improvisado, sin ensayos sin nada, pero cuando los músicos son buenos, olvídate pues, chica”, dijo la madre de Tony Succar, imitando de nuevo la grave voz de Celia Cruz.
Breakdance, acrobacia, ballet y canto en “Perú tiene talento”
La noche del 9 de abril en “Perú tiene talento” tuvo de todo. Un grupo de breakdance llamado “Los villanos de Flow” también demostraron sus habilidades con increíbles pasos sobre una pista que mezclaba hip hop con música criolla y algo de salsa.
El número circense estuvo a cargo de Luvisa y Gregory, dos hermanos provenientes de Los Olivos, quienes presentaron un show de acrobacia que combinaba movimientos de pole dance. A pesar de los cuestionamientos del jurado sobre algunos aspectos en la coordinación, lograron pasar de fase.
Jesús Echeverría, de 12 años, también fue uno de los que brilló en el programa, con un número de ballet. El pequeño comentó haber recibido muchas críticas en el colegio por su elección, pero que siempre hizo oídos sordos y escuchó a quienes lo apoyaban. “Te felicito por la actitud que has tomado frente a tus compañeros y seguir adelante porque con el ejemplo uno enseña muchísimo a las personas”, dijo Renzo Schuller.
Otra historia conmovedora fue la de Angélica Ramírez, de Venezuela, antes de intepretar música lírica, contó su historia como inmigrante, y señaló: “Quiero decirles que los buenos somos más. El hecho de ser venezolanos no quiere decir que eres delincuente”. Cuando terminó su interpretación, la opinión del jurado se dividió: Gianella Neyra quedó emocionada, pero Ricardo Morán tuvo dudas. Entonces, se produjo uno de los momentos más tensos de la noche. A pesar de que el jurado se dividió, al final Angélica pasó de fase.
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