Casa Arcoíris reabrió con un enfoque renovado, pasando de ser un albergue a un centro comunitario que busca impulsar proyectos y fortalecer la inclusión de inmigrantes LGBT en Tijuana.
Casa Arcoíris, un refugio histórico para la comunidad LGBT inmigrante en Tijuana, reabrió sus puertas después de casi dos meses de pausa. La reapertura no solo representa un regreso a la operación, sino también un cambio estructural: el albergue ahora funcionará como un centro comunitario con un modelo de organización horizontal. Esta nueva fase permitirá una mayor participación de los residentes y colaboradores, apostando por la autogestión y la creación de redes de apoyo.
La transición responde a las dificultades económicas que pusieron en riesgo su continuidad, obligando a Casa Arcoíris a reinventarse. Con este enfoque, buscan asegurar estabilidad a largo plazo y ampliar su impacto en la comunidad inmigrante LGBT que llega a la región.
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Un evento que marca el nuevo rumbo
La reapertura de Casa Arcoíris estuvo acompañada del evento "Queermes", una jornada de convivencia abierta al público con el objetivo de dar a conocer el nuevo modelo de gestión.
Nicolasa Córdova, del área de administración y fondeo, explicó que, a diferencia de su etapa anterior, ahora buscan visibilizar el espacio y abrirlo a proyectos locales que necesiten un lugar para desarrollarse. "Nunca habíamos dado a conocer nuestra ubicación porque operábamos como un albergue de bajo perfil. Ahora queremos invitar a más iniciativas a colaborar y fortalecer la comunidad", señaló.
Además de promover la integración, el evento también sirvió para generar apoyo económico, una de las principales necesidades que motivaron el cambio de estructura. Mariana Rangel destacó que el nuevo modelo permitirá mayor sostenibilidad y brindar más oportunidades a los inmigrantes LGBT que buscan estabilidad en Tijuana.
Adaptación a un nuevo contexto inmigratorio
Si bien Casa Arcoíris continuará ofreciendo refugio, el cambiante panorama migratorio ha obligado a modificar su operación. Con el fin del programa CBP-One, que facilitaba solicitudes de asilo en EE.UU., la organización ha tenido que reajustar su enfoque.
"Las personas comienzan a ver a México y Tijuana como una alternativa más estable, lo que ha cambiado la dinámica de atención", explicó Arturo, coordinador operativo del espacio. A pesar de ello, la demanda de refugio sigue en aumento, especialmente entre inmigrantes mexicanos que enfrentan violencia y discriminación en sus lugares de origen.
Por su parte, Fanny Hernández señaló que el crecimiento de la comunidad LGBT inmigrante en Tijuana hace urgente consolidar redes de apoyo más sólidas. La colaboración con otras organizaciones y la implementación de programas de capacitación laboral son algunas de las estrategias que planean fortalecer.
Un futuro con retos y oportunidades
Pese a la aparente calma en los flujos inmigratorios y la disminución de deportaciones, Casa Arcoíris se prepara para un posible repunte en la demanda de ingreso.
Alejandro, encargado nocturno, mencionó que, aunque algunos residentes han logrado empleo gracias a colaboraciones con proyectos locales, la situación de muchos sigue siendo incierta. "Todavía hay gente en tránsito que busca cruzar la frontera, mientras que otros ven en Tijuana una oportunidad para empezar de nuevo", comentó.
El impacto de posibles cambios en la política migratoria de EE.UU. también preocupa a la organización. Nicolasa Córdova indicó que exresidentes que lograron cruzar expresan temor ante las medidas anunciadas por Donald Trump, lo que podría generar nuevas olas migratorias en los próximos meses.
Casa Arcoíris reafirma su compromiso de ser un espacio seguro y de oportunidades para la comunidad LGBT inmigrante. Con su transformación en centro comunitario, buscan no solo ofrecer refugio, sino también impulsar proyectos que fortalezcan la inclusión y el desarrollo de quienes llegan en busca de un nuevo comienzo.
Créditos vídeo: YouTube | @univisionnoticias.
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