ICE intensifica redadas en ciudades santuario con tácticas encubiertas. Alcaldes denuncian miedo y desconfianza en comunidades inmigrantes.
Mientras se acerca una nueva etapa en la política migratoria de Estados Unidos, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) ha intensificado sus operaciones a nivel nacional. Estas redadas, descritas por Donald Trump como "la mayor operación de deportaciones en la historia del país", se realizan incluso en ciudades santuario, cortes de inmigración y prisiones estatales, con agentes vestidos de civil, encapuchados y en vehículos sin identificación.
El jefe de ICE, Todd Lyons, defendió estas tácticas en una rueda de prensa celebrada en Boston. “Lamento mucho si a la gente le ofende que utilicen máscaras, pero no voy a permitir a mis agentes que salgan a la calle a arriesgar la vida y la de sus familiares porque a la gente no les gusta el trabajo de la autoridad migratoria”, declaró. Lyons justificó el uso del anonimato tras revelar que agentes en Los Ángeles recibieron amenazas tras ser identificados en redes sociales por activistas.
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Redadas y comunidades en alerta
Una de las operaciones más polémicas ocurrió en San Diego, California, cuando ICE irrumpió en el restaurante italiano Buena Forchetta un viernes por la tarde. Según testigos, los agentes ingresaron con supuestas órdenes de aprehensión y detuvieron a una docena de empleados, incluido el gerente Renato Ametrano.
La escena, grabada por comensales y vecinos, se popularizó rápidamente. Manifestantes rodearon los vehículos no marcados y los agentes utilizaron granadas aturdidoras para dispersar la protesta. El alcalde de San Diego, Todd Gloria, expresó su indignación: “Lo que hemos visto socava la confianza y provoca el miedo en nuestra comunidad”, dijo en un comunicado. En protesta, la cadena de restaurantes anunció el cierre de sus siete locales hasta el miércoles siguiente.
ICE defiende resultados y carga contra las ciudades santuario
Lyons prefirió resaltar las cifras tras las redadas de mayo en Massachusetts: Más de 1.500 detenidos, de los cuales 54% tenían antecedentes penales. “Un buen número habían cometido delitos como conducir ebrios, delitos sexuales o eran sospechosos de homicidio”, aseguró.
Además, criticó a las ciudades santuario por negarse a colaborar con el gobierno federal: “Sería más fácil que colaboraran para que nos entregaran la custodia de sus criminales más peligrosos en lugar de liberarlos”, sostuvo. Finalmente, Lyons dejó claro que las operaciones continuarán y contarán con el respaldo de agencias como CBP, DEA, ATF y US Marshalls.
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