Durante su viaje, el ciudadano observó a niños fallecer a causa del naufragio.
Alexander, un ciudadano cubano que pide se reserve su identidad, decidió ir a Estados Unidos desde su natal Cuba. El transporte elegido para viajar durante días fue un barco pesquero, una embarcación de madera construida artesanalmente.
Alexander viajó con 20 personas más, entre ellas cuatro niños, en un pesquero con capacidad para solo ocho personas. Al amanecer, el grupo estaba a 30 millas de la costa cuando el viento arremetió y el agua terminó por llenar el bote.
“Fue cuestión de segundos. Un giro equivocado del timón, con una ola que venía de la parte delantera, pasó por encima de la proa del barco y lo hundió al instante”, contó Alexander en una entrevista a La Nación.
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Naufragio constante
El náufrago tenía solo una brújula y trató de alentar a los adultos a nadar en dirección hacia la tierra. Sin embargo, quienes perdieron a sus hijos no querían alejarse del lugar donde se había hundido el barco. Ante esta situación, Alexander tomó la decisión de separarse del grupo.
Al caer la noche, Alexander perdió de vista al resto del grupo. Decidió dejar que la corriente lo llevara, con la esperanza de que eso le daría una mejor oportunidad de ser encontrado por algún barco.
Estuvo a la deriva durante dos días y dos noches antes de ser rescatado por unos inmigrantes cubanos a bordo de otro barco. Sin embargo, esta segunda embarcación también estaba muy sobrecargada y solo unas horas después se hundió.
En esta ocasión, Alexander tomó una caja de plástico para mantenerse a flote, pero sus esperanzas por vivir eran cada vez eran bajas. Casi rendido y a punto de desfallecer, un barco mercante lo vio alrededor de las diez de la mañana y llamó a la Guardia Costera de Estados Unidos.
Fue así que él y otros ocho sobrevivientes del segundo barco naufragado fueron rescatados vivos y puestos a bordo.
Estadística mortal
Alexander escapó dos veces de la muerte en su arriesgada travesía hacia Estados Unidos, pero esta no es la realidad de muchos ciudadanos inmigrantes.
Las estadísticas revelan que en 2022 se registró la segunda cifra más elevada de inmigrantes muertos a nivel mundial, y la más alta en América Latina y el Caribe desde que comenzaron los registros en 2014: unas 1 400 personas perdieron la vida tratando de emigrar en la región.
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