Frecuentarlas no te suma nada y más bien te restan.
En la vida nos vamos a topar con muchas personas, algunas positivas y que nos van a sumar mucho y otras que no tanto y más bien nos restan. Estas personas están en todo lado, en la universidad, en la oficina o en el club. Lo importante es saber reconocerlas y no darles pie para que no nos contagien su negatividad.
Pero esto no es una exclusividad de las personas que recién conocemos, también puede darse el caso de amigos de años que con el tiempo han ido cambiando y la relación no solo se ha desgastado, sino que cada vez que se ven sientes que ya no aporta nada a tu vida.
En ese sentido, las psicólogas españolas Patricia Ramírez y Nuria Álvarez fueron consultadas por el diario El País y dieron a conocer cuáles son esas personas que no te aportan nada y de las que debes aprender a distanciarte o alejarte para siempre.
El victimista: Ya no sabes si está contigo porque te quiere o porque te has convertido en su pañuelo de lágrimas. Hay personas que ante los problemas solo saben adoptar el rol de víctimas. “Solo saben echar la culpa de todos sus conflictos a terceros, eludiendo toda responsabilidad de lo malo que les pasa", explica la psicóloga Patricia Ramírez. El problema es que su victimismo puede contagiarnos su tristeza, frustración y apatía. En ese sentido, hay que aprender a pararlo a tiempo. “No lo estás abandonando, le estás dando aliento para que actúe”, recuerda la psicóloga.
El caradura: Son esas personas que siempre quieren algo de ti, pero no están dispuestos a mantener una relación bidireccional en la que entreguen por lo menos parte de lo que reciben. Debemos ser los primeros en dejar claras nuestras necesidades y no dejarnos avasallar por aquellos que quieren aprovecharse de otros sin preguntarles si están bien o si necesitan ayuda, explica la experta.
El criticón: Es aquel que cada vez que está contigo habla mal de todas las personas que tienen en común. Quizá hasta habla mal de ti cuándo está con otros. Hay que tener cuidado con las personas que “viven de vivir la vida de otros". "Su vida es demasiado gris, aburrida o frustrante como para hablar de ella, así que destrozan todo lo que les rodea”, advierte la psicóloga. La recomendación es que no permitas que esa persona hable mal de otros en su ausencia.
El mala vibra: Es la persona que te mira de reojo porque tiene mala voluntad con todos y no dudará en cargarte con un problema ni bien tenga la oportunidad. Son personas que viven en un constante ataque de ira, como si el mundo les debiera algo. No soportan que otros tengan éxito ni fuerza de voluntad, porque estas actitudes de superación les ningunean todavía más. "Este es el tipo de persona del que hay que alejarse radicalmente”, advierte Patricia Ramírez.
El manipulador: Aunque de la impresión de ser una persona que se interesa por ti y te escucha, debes saber que este tipo de personas guardan toda la info que les das por si en algún momento necesitan usarla en tu contra. En ese sentido, la psicóloga emocional, Nuria Álvarez, sugiere aprender a medir las confianzas con las personas que recién conoces. “Con el fin de conseguir lo que quieren llegan a fingir sentimientos, engañan y dan la vuelta a muchas situaciones”.
Tu amor platónico y el narcisista: Siempre has estado ahí para todo lo que necesita con la esperanza de llegar a ser algo más, pero cada vez que están juntos notas que "solo habla de sí mismo, te comenta sus cosas a manera de interrogante por si puedes decirle algo que le sirva, pero jamás te pregunta cómo estás o qué tal te fue en ese asunto pendiente que tenías", explica Álvarez. Estas personas no suelen preocuparse por los demás, pues están más preocupadas en satisfacer su necesidad de recibir atención. Sin darte cuenta te has convertido en un elemento clave en su vida, ya que alimentas su ego, pero él a ti no te aporta nada. Antes de alejarte discretamente “debes tener cuidado y paciencia con sus rabietas, ya que apenas se sientan apartados lucharán por que sigas ahí".
El pesimista: "Son personas que solo ven las dificultades de todo lo realizable. Siembran dudas y miedos, crean inseguridades, desmotivan y pueden llegar a convencerte de que lo que hace unos minutos considerabas muy posible, ahora es claramente todo lo contrario”, explica Nuria Álvarez. Una cosa es que nos hagan ver los posibles riesgos de tomar una determinada decisión, lo cual está bien, pero otra muy distinta es que terminen desmotivándonos porque solo destilan negatividad, todo lo ven como un problema, viven con miedo y nunca intentan nada. "No salen de su zona de confort y no dejan que los demás lo hagan”.
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