Según estudio canadiense, la mayoría prefiere invertir su tiempo en actividades que más significativas que la simple ganancia de dinero.
El dinero no da la felicidad, es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad de Columbia Británica en Vancouver (Canadá). Disponer de tiempo sí la da, o por lo menos, las personas que valoran más su tiempo que su dinero son más felices, según un segundo estudio de la misma universidad y publicado en la revista 'Social Psychological and Personality Science'.
De hecho, cuanto mayor es una persona, mayor será su preferencia por la disponibilidad de tiempo. "Conforme envejecemos, preferimos invertir nuestro tiempo en actividades más significativas que la simple ganancia de dinero", explica Ashley Whillans, directora del estudio.
Para llegar a esta conclusión, los autores contaron con la participación de más de 4600 adultos canadienses, quienes tuvieron que responder seis encuestas independientes. Las encuestas planteaban ejemplos como elegir entre vivir en un apartamento ‘normal’ y poder hacer un viaje largo o habitar un apartamento muy caro y realizar un viaje más corto; o cursar una carrera que posibilite un empleo con un salario elevado y largas jornadas laborales o una que derivara en un trabajo no muy bien retribuido pero con jornadas más cortas.
Aunque la mitad de los participantes prefirió el dinero antes que tiempo, aquellos que prefirieron el tiempo se sentían más felices. Además, la preferencia por el tiempo o por el dinero no se vio influida por el género o las cuentas bancarias de los participantes. Cabe recordar que el estudio no incluyó participantes bajo el umbral de la pobreza que pudieran haber priorizado el dinero para su supervivencia.
Sin embargo, lo que si influyó en la preferencia sobre el tiempo o el dinero fue la edad. Los participantes más jóvenes tendían a priorizar el dinero, mientras que los de más edad preferían, casi todos, el tiempo.
"Si la gente quiere centrarse más en el tiempo y menos en el dinero, debería realizar algunas acciones que les ayudaran a cambiar su perspectiva, como por ejemplo trabajar menos horas o pagar por aquellas actividades que les resulten poco placenteras, como la limpieza del hogar. Y si bien estas acciones se encuentren únicamente al alcance de las personas con recursos económicos suficientes, hay que tener en cuenta que cada pequeño cambio puede suponer una gran diferencia", explica Whillans.
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