El historial del peso corporal es un indicador clave en la mortalidad de las personas. Así, los obesos que luego adelgazan tienen más riesgo de morir que quienes han mantenido su peso siempre.
Investigadores de las Universidades de Boston y Filadelfia (Estados Unidos) han concluído que las personas que en algún momento de sus vidas fueron obesas y luego perdieron peso, tienen una tasa de mortalidad más alta que aquellas que siempre han mantenido estable su Índice de Masa Corporal (IMC), aunque este sea alto.
Así como para saber la esperanza de vida de una persona que no fuma es necesario saber si nunca lo ha hecho o si dejó el hábito, con las personas delgadas pasa lo mismo. Para conocer su riesgo de mortalidad es necesario saber si siempre han sido delgadas o si alguna vez fueron obesas y perdieron peso.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores compararon los datos obtenidos por distintos modelos de medición del IMC y de la esperanza de vida de más de 6000 estadounidenses de entre 50 y 74 años desde 1988 a 2010 y los datos de mortalidad de los registros que hay desde 2011. Así, vieron que el modelo menos acertado era el que tomaba los datos de peso una sola vez y que, coincidentemente, es el que se ha usado en la mayoría de estudios que relacionan obesidad y mortalidad hasta ahora.
En consecuencia, esos estudios no consideraban los cambios en el peso a lo largo de la vida, que podrían estar potencialmente relacionados con la enfermedad y la mortalidad, según Andrew Stokes y Samuel Preston, autores principales del estudio.
De hecho, ambos investigadores concluyeron que el riesgo de mortalidad está fuertemente asociado con la historia del peso corporal. Para ello, añadieron el dato del peso máximo a la única medida del IMC usada hasta ese momento. Así podían saber si esa persona siempre había tenido ese peso, si adelgazó o si engordó.
Al analizar los datos, descubrieron que las personas que dijeron haber adelgazado tenían una tasa de mortalidad más alta. Los investigadores atribuyen esto a la enfermedad: "El sobrepeso puede causar enfermedades graves que conlleven disminución de peso y, finalmente, la muerte. Pueden sufrir dolencias del corazón y pulmonares o cáncer", explica Stokes.
Los autores no distinguieron entre la pérdida de peso voluntaria o la que es consecuencia de alguna dolencia, aunque se inclinan por la segunda opción dado las edades del grupo. “Nuestros análisis en diabetes y enfermedades cardiovasculares señalan que las personas que adelgazan sufren más ambas dolencias que aquellos que se mantienen en la categoría de obesos”.
Comparte esta noticia