En el Perú existe una idea muy arraigada y generalizada en los adultos de que para evitar que el hijo aprenda a tomar en la calle, es mejor enseñarle a tomar en casa.
Según estadísticas de Devida, en el Perú la edad de inicio en el consumo de alcohol es a los 13 años y un 20% de ese grupo tomó alcohol por primera vez con sus padres y/o hermanos. Esto constituye una problemática social que ha despertado el interés del Grupo RPP que, a través de la campaña 'No les des a los menores problemas mayores', busca prevenir el consumo de bebidas alcohólicas en menores.
Germán Guajardo, Director General de la Fundación ANAR, una organización sin fines de lucro dedicada a la promoción y protección de los derechos de la infancia y la adolescencia, dijo en diálogo con RPP Noticias que para tratar este problema es necesario el compromiso de todos: Estado, gobiernos regionales, municipalidades, medios de comunicación, colegios, etc.
Señaló, además, que en nuestro país existe una idea muy arraigada y generalizada en los adultos de que para evitar que el hijo aprenda a tomar en la calle, es mejor enseñarle a tomar en casa, lo cual es una inivitación directa a beber y a que el menor desarrolle una conducta adictiva.
Esta conducta de permisibilidad de los padres, sumada a que la idea de entreteniemiento está estrechamente vinculada al consumo de alcohol y a la microcomercialización dirigida a menores, dejan a los más jovenes muy expuestos. Por eso resulta raro que la edad de iniciación en el alcohol sea tan temprana.
En ese sentido, Guajardo dio algunos consejos de cómo deben reaccionar los padres si es que descubren este problema en sus hijos.
No perder la calma
No deben perder la calma, pues ese momento, bajo presión y cólera, no es el mejor para abordar el problema. Lo ideal es buscar a una tercera persona o ayuda profesional para tratar esta situación. Guajardo recomienda llamar al 080022210, línea gratuita y confidencial de ANAR.
No sentir culpa
Los padres que afrontan esta situación no deben dejar que los sentimientos de culpa los inunden, pues esa frustración puede empeorar la relación con el hijo. Lo que deben hacer es conversar con el menor, hacerle entender cómo esto los hace sentir y explicarles las graves consecuencias del consumo de alcohol a temprana edad.
No reprimirlos ni alejarlos de su grupo social
Debe haber un tipo de castigo, pero no es recomendable intentar encerrarlos y/o alejarlos forzosamente de su grupo de amigos, pues esto podría tener peores consecuencias.
No mandar a comprar alcohol a los menores
A veces, por flojera o cansacio, los mismos padres mandan a los chicos a comprar alcohol, lo cual es una invitación directa a que los menores empiecen a tomar. Además, es necesario generar una cultura en los bodegueros para sensibilizarlos sobre las consecuencias del alcohol en menores y no venderles, aunque conozcan a los padres.
Controlar las situaciones en las que el menor está expuesto al alcohol
Es importante considerar las situaciones en las que el niño podría empezar a tomar, las cuales muchas veces están propiciadas por los propios padres, como un compromiso social en el que todos toman, por ejemplo un matrimonio o la celebración de un cumpleaños. De cierta manera, hay una responsabilidad del adulto que facilita el acceso de los niños al alcohol.
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