Un hombre renunció a su trabajo de ingeniero electrónico para convertirse en asistente de aula de su esposa discapacitada, que es profesora en una pequeña escuela.
La siguiente es una historia distinta, una llena de amor. Es la historia de un hombre que dejó su trabajo con el fin de convertirse en el guía fiel de su esposa discapacitada. La mujer, gracias a su cónyuge, pudo cumplir su sueño de volver a enseñar en la escuela donde laboraba antes de caer en enfermedad.
María Soledad Palomino tiene 53 años y varios meses atrás fue atacada por un extraño virus que le paralizó los músculos y por poco le cortó la respiración. Permaneció en un estado delicado por 11 meses, tiempo en el que estuvo internada con respirador artificial en el hospital Almenara de Lima.
Sus ganas de vivir y el amor de su familia la hicieron reaccionar de a pocos. Augusto Huari Matos, esposo de la mujer, permaneció a su lado en compañía de su hijo Rubén Darío. Juntos celebraron el día que María Soledad empezó a recuperar el control de una parte de su cuerpo.
En julio de este año, la valiente mujer cumplió su anhelo de regresar al aula del 2° “B” de la escuela Javier Heraud del asentamiento humano Justicia, Paz y Vida de Huancayo, donde llevaba 21 años de servicio. María Soledad volvió a clases, lo hizo en silla de ruedas y acompañada de su esposo, quien dejó de lado las herramientas que usaba como ingeniero electrónico para convertirse en el asistente ad honorem de su mujer.
Augusto se olvidó de la electrónica y desde mediados de este año es quien escribe en la pizarra las lecciones que María Soledad imparte en clase. Además, toma nota de los registros, distribuye y recoge las pruebas, convirtiéndose así en la mano derecha de la profesora, que ahora tiene como meta recuperar el total control de su cuerpo antes de que empiece el próximo año escolar.
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