La procrastinación es el hábito de aplazar las cosas para el día siguiente y puede aparecer ante la duda o miedo a equivocarse ante las diversas elecciones que tenemos que hacer.
‘La próxima semana dejo de fumar’, ‘El lunes empiezo la dieta’, ‘En marzo me presento al examen’, ‘La próxima que me haga termino con mi enamorado’, son algunas de las decisiones que solemos tomar, pero que se hacen difíciles de realizar. Este dilatar o dejar las cosas para después se le llama procrastinación.
Para el filósofo y doctor en literatura Ángel Pérez Martínez, el hábito de aplazar las cosas que se hace cada vez más común en nuestro tiempo tiene relación con la dificultad para saber elegir bien y puede agravarse por la gran cantidad de opciones que la sociedad de consumo nos presenta.
“Ahora estamos expuestos a más posibilidades y éstas se presentan de otra manera. Antes te conformabas con lo que tenías. Hoy el mercado te dice que no te conformes con lo que tienes, que siempre mejores y esto implica que consumas”, comentó.
En ese sentido, recordó la fábula clásica del asno de Buridán que narra la historia de un burro puesto ante dos sacos de heno para alimentarse, pero este no se decide por ninguno y muere de hambre. “A lo mejor este ejemplo antiguo no tiene tanta importancia como ahora donde constantemente tienes que elegir”, acotó.
El letrado dijo además que esta paradoja puede indicar un miedo a disfrutar de las cosas buenas y ayudar a revalorar la importancia de conformarse con lo que uno tiene. “La elección implica estar satisfecho con lo que uno ha optado”, remarcó tras señalar que toda decisión implica cerrar puertas a otras opciones.
Según Pérez, quien además es profesor de la Universidad Pacífico, su opinión se apoya en la investigación del psicólogo norteamericano Barry Schwartz, quien publicó el libro ‘Por qué más es menos’, que sostiene que estar ante tantas posibilidades genera más angustia que realización.
Cuando procrastinar es positivo
Si bien la psicología moderna le ha dado un sentido negativo al término procrastinar, esta palabra que viene del latín aparece desde la ética clásica en Aristóteles y algunos filósofos medievales con un sentido más bien temporal que se requiere para tomar las decisiones más importantes.
“Para Aristóteles, la felicidad depende de las elecciones que hagas, pero hay diversas dimensiones de esas elecciones. Algunas necesitan ser más pensadas que otras y tiene que ver con la virtud de la prudencia que en el sentido clásico es elegir adecuadamente o el recto obrar”, explicó Pérez.
La clave para hablar de procrastinación, indicó el experto, es si el aplazamiento es plausible o no, es decir, si estás dilatando una decisión importante o no. “Hay decisiones que necesitan tiempo para ser meditadas, otras no. No todas las decisiones son urgentes”, reiteró.
De otro lado, dijo que hoy se vive en una especie de fantasía donde todo tiene que ser perfecto como las ofertas de las tiendas que alientan el consumo inmediato pues mañana será más caro. “Las cosas no son perfectas y hay decisiones que no determinan tu felicidad, como comprarte o no unos zapatos”, precisó.
A diferencia de Aristóteles, que buscó aceptar la realidad y trabajar con ella, “hoy no somos muy realistas, pensamos que las cosas son más ideales y tienen que ser perfectas. Por eso la gente sufre tanto cuando se les caen los celulares, porque no pueden tener ningún arañazo. Están muy pendientes de la perfección”.
Claves para evitar la procrastinación
- Organiza y discrimina los niveles de decisiones a tomar. No todas las decisiones son iguales.
- Se consciente de las propias limitaciones y conocerse uno mismo.
- No hay que tener miedo a equivocarse ni es bueno paralizarse frente a una decisión. Equivocarse es parte de saber elegir. Si te equivocas, en muchos casos hay posibilidad de arreglar las cosas.
- Aprende a disfrutar de la vida porque muchas veces la dilatación de las decisiones viene por el miedo a elegir algo que te haga feliz.
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