Se trabajó con 125 voluntarios y se utilizó el frío intenso para generar un shock similar al que se produce ante una fuerte sacudida emocional.
Un grupo de científicos argentinos ha comprobado que el agua helada es buena para recuperar recuerdos perdidos. Se trata de una investigación del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (Ifibyne) de la Universidad de Buenos Aires publicada en la revista científica Neuroscience.
Los expertos, del Laboratorio de Neurobiología de la Memoria, ya habían realizado este descubrimiento en animales pero ahora confirmaron su teoría en personas.
Los biólogos, Veronica Coccoz, Héctor Maldonado y Alejandro Delorenzi, trabajaron con 125 voluntarios y utilizaron el frío intenso para generar un shock similar al que se produce ante una fuerte sacudida emocional.
Delorenzi le explicó a BBC Mundo que en el campo de la neurobiología es común utilizar el frío para generar esta forma de estrés leve pero aguda, que lleva al cuerpo a liberar glucosa y una serie de hormonas que son centrales para la modulación de la memoria.
En las pruebas, el equipo de investigadores le mostró a los voluntarios una serie de estímulos: una combinación de luz, música e imágenes. Y, luego, se les pidió que se aprendieran una lista de sílabas.
Seis días más tarde, los neurobiólogos volvieron a exponer al grupo a los mismos estímulos de luz y música, pero interrumpieron la experiencia antes de mostrar las imágenes.
Además, le pidieron a los sujetos que sumergieran el brazo en un recipiente de agua. Un grupo lo hizo en agua templada, la otra mitad en agua helada. Entonces se les preguntó a los voluntarios si recordaban las sílabas aprendidas seis días atrás. Ninguno las recordaba correctamente.
Al día siguiente, se volvió a convocar al grupo entero y se les volvió a mostrar el estímulo de luz, música e imágenes. Luego, se les preguntó nuevamente si podían recordar las sílabas aprendidas una semana antes.
Sólo una minoría (20 por ciento) de quienes habían sumergido el brazo en agua templada recordó correctamente la lista. Pero la vasta mayoría (un 80 por ciento) de quienes habían tocado el agua helada –recibiendo el shock de estrés- recordó la secuencia de sílabas, que había creído olvidadas.
El doctor Delorenzi explicó que, además de ser sometidos a un shock, es necesario que los sujetos reciban un "recordatorio" asociado, para poder rememorar lo que se creía olvidado.
Para eso es que se usaron los estímulos de luz, música e imágenes. La clave, explicó el neurobiólogo, es que cuando se quiere recuperar el recuerdo perdido se realice una alteración de ese recordatorio.
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