Un estudio previo demostró que este tratamiento reduce la incidencia de esta enfermedad estomacal en un 50 por ciento.
Un grupo de científicos australianos han descubierto que los alimentos probióticos ayudan a prevenir la muerte de los bebés nacidos de manera prematura como consecuencia de una enfermedad intestinal.
La "enterocolitis necrotizante" (NEC) es una inflamación que causa la destrucción de la mucosa del intestino y suele afectar con más frecuencia a los bebés prematuros. Esta enfermedad puede provocar la muerte o parálisis cerebral de los niños y en algunos casos requiere de intervención quirúrgica.
El doctor Girish Deshpande del Hospital Nepean, en la ciudad de Sídney, indicó que él y sus compañeros han buscando en los alimentos probióticos una alternativa de bajo coste para evitar la muerte de los bebés prematuros.
Como parte del estudio, los investigadores mezclaron productos probióticos con la leche materna para alimentar, a través de una sonda, a los bebés nacidos prematuros, según la cadena local ABC.
Los alimentos probióticos contienen microorganismos, bacterias y levaduras, que participan en el desarrollo y equilibro de la flora intestinal y estimulan sus funciones protectoras.
Los probióticos "reducen la inflamación del intestino, así que hay documentación en abundancia (sobre sus beneficios)" y por ese motivo se utilizaron para alimentar a los bebés prematuros para prevenir que mueran a causa de una enterocolitis necrotizante.
La primera bebé prematura en ingerir probióticos como parte de este estudio fue Madison Parsey, de 14 meses de edad, quien mostró signos positivos al tratamiento y actualmente goza de buena salud, según aseguró su padre, Scott.
Además un estudio previo demostró que este tratamiento reduce la incidencia de esta enfermedad estomacal en un 50 por ciento y en el último año, ningún bebé prematuro que ha ingerido probióticos mostraron signos de haber sido afectados por el NEC, informó la ABC.
Otra de las ventajas es el bajo coste ya que un tratamiento contra la enfermedad puede superar los 250.000 dólares, mientras el uso de probióticos cuesta alrededor de 75 dólares.
EFE
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