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COVID-19: ¿Puede la vitamina D reducir las complicaciones por la infección del SARS CoV-2?

La vitamina D cumple funciones inmunoreguladoras es decir, regula la formación de ciertas proteínas del sistema inmune como las citocinas.
La vitamina D cumple funciones inmunoreguladoras es decir, regula la formación de ciertas proteínas del sistema inmune como las citocinas. | Fuente: Getty Images

La vitamina D cumple funciones inmunoreguladoras es decir, regula la formación de ciertas proteínas del sistema inmune como las citocinas.

El entendimiento común sobre la importancia de la vitamina D está muy asociado a la fijación de calcio en los huesos por ser facilitador en la absorción de calcio de los alimentos. Sin embargo esta vitamina cumple otras funciones importantes en el sistema endocrino, cardiovascular y en el sistema inmune. Ésta última asociada a la prevención de complicaciones respiratorias durante la COVID-19.

La vitamina D cumple funciones inmunoreguladoras es decir, regula la formación de ciertas proteínas del sistema inmune como las citocinas. Éstas son proteínas proinflamatorias cuya producción en exceso puede generar neumonía. A menor vitamina D disponible, mayor formación de citosinas.

Existe evidencia científica que muestra que los pacientes con insuficiente vitamina D circulante, eran más vulnerables a complicaciones por COVID-19, otros estudios mostraron que quienes tenían niveles adecuados de vitamina D tenían una mejor progresión frente a la enfermedad, mientras que otros sugieren que la suplementación con vitamina D podría prevenir eventos respiratorios y complicaciones.

La vitamina D es escasa en los alimentos. Está concentrada en el aceite de pescado, hígado, hongos, yema de huevo, leche, mantequilla, quesos y a pesar de ser alimentos comunes en la dieta de muchas personas, estos sólo cubren el 30% de nuestras necesidades. El resto debe ser fabricado por nuestro cuerpo gracias a la interacción directa de los rayos solares UV y nuestra piel que con ayuda de colesterol forman más de esta vitamina.

Por otro lado, existen grupos más vulnerables a tener deficiencia de esta vitamina. Por ejemplo, las personas con obesidad aún si tuvieran una buena ingesta y exposición solar, la grasa del cuerpo atrapa o adhiere buena parte de la vitamina D circulando impidiendo cumplir sus funciones.

Los adultos mayores a partir de los 71 años necesitan más vitamina D y al mismo tiempo tienen una capacidad menor de activarla. Este proceso de activación, es decir transformar la vitamina dietética y la formada por la piel en una forma útil para el cuerpo que requiere de un paso en el hígado y otra en el riñón es mucho menor a partir de dicha edad.

Las personas que padecen de enfermedad de Crohn y celiacos tienen problemas de absorción de esta vitamina y al igual que los adulto mayores, podrían necesitar una suplementación.

Además de afectar esta respuesta del sistema inmune cuando hay insuficiencia, la deficiencia de vitamina D causa raquitismo en los niños y osteomalacia en los adultos, es decir huesos débiles, frágiles y delgados.

Saber si tenemos suficiencia de vitamina D en el cuerpo se logra con un dosaje de 25 – hidroxivitamina D en la sangre. Cantidades menores a 30nmol se considera demasiado bajo, superiores a 125 muy alto (el exceso de vitamina D puede causar toxicidad) mientras que niveles de 50nmol es lo ideal.

Las necesidades de esta vitamina oscilan entre 10mcg hasta 20mcg o su equivalente entre 400 UI hasta 800 UI. Para mantener los niveles óptimos de esta vitamina debemos incluir los alimentos fuente y procurar una exposición directa a la luz solar de 20 a 30 min diarios.


Sara Abu-Sabbah Mitre

Sara Abu-Sabbah Mitre Licenciada Nutrición y Dietética

Licenciada en Nutrición y Dietética, Magister en Ciencias Básicas Médicas con mención en Bioquímica. Autora del libro “Pregúntame sobre nutrición infantil” y vocera de la Iniciativa contra la Desnutrición Infantil.

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