Francia fue el primer país en hacer saltar las alarmas de un escándalo que se ha extendido a otros países de América Latina, como Venezuela, Brasil o Argentina, y de la Unión Europea.
La detención hoy del fabricante de los implantes mamarios defectuosos PIP, Jean-Claude Mas, marca un punto de inflexión en la investigación judicial en Francia para la búsqueda de responsabilidades en este escándalo sanitario de alcance mundial.
Su arresto en la localidad de Six-Fours, en la región de la Costa Azul, fue efectuada por los gendarmes de la unidad de investigaciones de Marsella y está relacionada con uno de los dos procedimientos judiciales abiertos por los presuntos fraudes cometidos por su compañía.
Se trata de la investigación dirigida desde el mes pasado por la juez de instrucción Annaïck Le Goff por homicidio involuntario y lesiones, por la que se espera que comparezca ante la Justicia esta noche o el viernes y que podría conducirle a una condena de hasta cinco años de cárcel y 75.000 euros de multa.
Según informaron los medios franceses, también fue arrestado en la localidad vecina de Seyne-sur-Mer el anterior responsable ejecutivo de Poly Implants Prothèses (PIP), Claude Couty, cuyo domicilio, al igual que el de Mas, fue registrado hoy por los agentes.
Para Philippe Courtois, abogado de la Asociación de Portadoras de Prótesis PIP, el hecho de que se encuentre ahora detenido supone ante todo la posibilidad de que no pueda salir del territorio "para que el juicio tenga lugar".
Courtois destacó hoy en la emisora "France Info" que Mas ya se ha explicado ante la Policía y que repetir que era consciente de que esas prótesis no estaban homologadas "no vale la pena", pero se congratuló de que haya sido detenido porque hasta ahora nada le impedía salir de Francia.
La empresa, a la que se le decretó la liquidación judicial en 2010, se fundó en 1991 en la Costa Azul y llegó a convertirse a finales de esa década en el tercer productor mundial de ese tipo de prótesis, con ventas principalmente a países latinoamericanos y europeos.
No fue hasta marzo de 2010 cuando las autoridades sanitarias galas decidieron retirar ese gel del mercado, tras haber sido alertadas por la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de Productos de Salud (AFSSAPS) sobre los "efectos adversos del producto" y su riesgo más elevado de rotura.
EFE
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