Especialista recomienda que las mujeres busquen un médico o partera que se tome el tiempo de hablar con ellas sobre sus miedos y les den consejos honestos sobre el proceso de parto.
Los investigadores del hospital de la Universidad Akershus en Noruega descubrieron que las mujeres que temían dar a luz permanecían en trabajo de parto 1 hora y 32 minutos más, en promedio, que aquellas que no sentían temor.
La autora del estudio, la médico Samantha Salvesen Adams, inicialmente pensó que su equipo encontraría que la prolongación en la labor de parto podría ser explicada por otros factores. El estudio fue publicado en BJOG, una revista internacional de Obstetricia y Ginecología.
Se sabe que las mujeres que sienten mayor temor son las primerizas (quienes usualmente tienen trabajos de parto más prolongados), o quienes se someten a intervenciones obstétricas, como la aplicación de anestesia epidural.
Pero, aun cuando estos factores se tomaron en consideración, la diferencia de tiempo entre las que no tenían miedo y las que sí, seguía siendo de 47 minutos.
“El estrés mental está asociado con la activación fisiológica y la liberación de hormonas del estrés (...) Durante el trabajo de parto, los altos niveles de hormonas del estrés pueden debilitar las contracciones uterinas”, escribió Adams en un correo electrónico.
En otras palabras, la adrenalina liberada cuando un cuerpo se encuentra bajo estrés detiene la producción de la hormona oxitocina, que es responsable de que el útero se contraiga, demorando el trabajo de parto. Es una respuesta natural, biológica al temor, explicó el médico Stuart Fischbein.
Fischbein, quien también escribió el libro Fearless Pregnancy (Embarazo sin miedo), dijo que las mujeres hoy en día temen dar a luz por todas las historias de horror que existen alrededor de este acontecimiento.
Para comprender la falta de asombro de Fischbein ante los resultados del estudio debes echar un vistazo a cómo otros mamíferos dan a luz.
Por ejemplo, cuando los gatos, perros o caballos están en trabajo de parto buscan lugares oscuros para poder tener a sus crías en paz. Comen cuando les da hambre, caminan si sienten dolor y corren si alguien se les acerca.
Comparado con el ambiente en un hospital, en donde a la mujer se le dan cubos de hielo mientras está recostada en la cama, y está conectada a máquinas y rodeada de personas que la interrumpen constantemente.
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