Vemos que mes a mes, la cantidad de víctimas a causa de feminicidio va en aumento, en lo que va el 2020 el número de muertes escala a 15. Frente a este panorama, ¿es posible desde la educación a menores prevenir este tipo de comportamientos agresivos?
Vemos que mes a mes, la cantidad de víctimas a causa de feminicidio va en aumento, en lo que va el 2020 el número de muertes escala a 15. Frente a este panorama, ¿es posible desde la educación a menores prevenir este tipo de comportamientos agresivos?
Este tipo de reacciones violentas y criminales no solo responden a cuestiones psicopatológicas, de ensañamiento y falta de empatía, sino a una sumatoria de fallas que como sociedad tenemos al no concientizar desde temprana edad.
Muchos de los casos que actualmente vemos se tratan de sujetos profundamente perturbados por la presencia de conductas violentas que se transmiten de generación en generación. Sin ser realmente conscientes de ello, muchos adquieren actitudes agresivas durante su infancia al presenciar constantes discusiones entre sus padres o entre otras personas que conforman su círculo más cercano.
Asimismo, fruto del código de intercambio y de interacción social donde crece el individuo muchas veces se gesta y se instala una creencia errónea sobre el modo de querer y ser querido. Es así como se interioriza un concepto equivocado sobre las relaciones interpersonales, el cual se refleja en un trato hostil hacia terceros o hacia a uno mismo.
Otro aspecto es promover una correcta educación sexual, donde se genere una construcción más amplia acerca del respeto, los límites, el consentimiento y los derechos sobre el cuerpo propio y del otro. Es clave reafirmar la consciencia del valor del “NO”, como falta de consentimiento y como herramienta de denuncia.
En un entorno familiar es prudente que se promueva la reflexión y reconocimiento de los derechos que cada ser humano posee. Es importante una presencia continua de adultos responsables y comprometidos con la crianza de sus hijos y respeto por los otros. Es allí donde se libra la primera batalla contra el machismo; evitando bromas que desestimen o estereotipen roles de género.
Ahora bien, tampoco se debe desestimar la presencia de trastornos mentales en estos casos, es un gravísimo error y una de las tantas causas por las cuáles, en lugar de disminuir, la cifra aumenta.
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