Científicos estadounidenses encontraron que, si uno se imagina degustando una tableta de chocolate, probablemente comerá menos si le ponen delante una real.
Un grupo de científicos ha descubierto que ante el deseo de comer chocolate y dulces la acción de imaginarse tomando grandes cantidades de estos productos puede ayudar a saciar la apetencia, según un artículo publicado hoy.
Pensar en una barra de chocolate por un momento es suficiente para que la boca se haga agua o que el estómago emita un gruñido pidiendo un pedazo del placentero producto. Pero, según este estudio, si uno se imagina una tableta de chocolate y se visualiza degustando cada bocado, masticando y tragando, probablemente comerá menos si le ponen delante una real.
El artículo titulado Thought for food: imagined consumption reduces actual consumption, publicado en la revista Science, señala que, para la mayoría de la gente, el primer bocado de cada comida es el mejor.
Sin embargo, a medida que se sigue ingiriendo el alimento cada bocado es menos atrayente que el anterior. Esta acción de "acostumbrarse" a un alimento se conoce como habituación.
La doctora Morewedge Carey y sus colegas de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EE.UU.) han utilizado el chocolate y el queso para mostrar que la imaginación puede ser suficiente para que una persona se habitúe a los alimentos y, por tanto, a la hora de consumirlos de verdad ya no despierten el mismo interés.
Los investigadores realizaron varios experimentos en los que pidieron a un grupo de participantes que se imaginaran comiendo grandes cantidades de bombones o queso.
A otros participantes se les pidió que se imaginaran comiendo esos alimentos en menor cantidad, o más pero de un alimento diferente, y a otro grupo se le pidió que se imaginaran haciendo algo completamente diferente.
Después de que los participantes se imaginaran lo que se les había pedido, los investigadores pusieron un plato lleno de bombones y queso y les pidieron que comieran tanto como quisieran.
Morewedge y su equipo descubrió que los participantes que se había imaginado comiendo grandes cantidades de bombones o queso comieron mucho menos que los demás.
Los investigadores sugieren que el tipo de imágenes mentales repetitivas al visualizar todo el proceso de comer un bombón (morder, masticar y tragar) tiene efectos muy diferentes a los de una breve imagen mental, que suelen provocar más deseo.
El equipo está realizando nuevos estudios para entender cómo esta forma de imágenes mentales puede ayudar a regular comportamientos en dietas o tratamientos para dejar de fumar.
-EFE-
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