La ketamina supera a la cocaína como nueva droga más consumida entre los británicos, según la organización benéfica DrugScope.
La ketamina supera a la cocaína como nueva droga más consumida entre los británicos, según la organización benéfica DrugScope.
El uso de esa droga está en aumento en nueve de veinte áreas estudiadas por esa ONG.
El British Crime Survey, que publica estadísticas sobre delincuencia en el Reino Unido, señala por su parte un incremento nacional del 10 por ciento con respecto al período 2006/07.
La popularidad de esa droga, que antes solían tomar casi exclusivamente los "ravers" y los jóvenes en discotecas y fiestas, está creciendo entre las clases medias debido a su precio.
Un gramo de ketamina cuesta unas 20 libras (22 euros) y la droga se considera más "segura" y "limpia" que otras.
Sin embargo, un estudio del profesor David Nutt, presidente del grupo asesor del Gobierno en materia de drogas, considera que esa droga es más peligrosa que el éxtasis y el cannabis.
La errónea creencia de que esa droga no entraña riesgos anima a cada vez más jóvenes a consumirla y hacerlo en dosis cada vez más altas.
Expertos citados por el diario "The Independent", advierten de que pueda causar fallos cardíacos o pulmonares y atribuyen a su consumo un total de 23 muertes entre 1993 y el 2006.
La droga puede ser esnifada, tragada, inyectada y fumada, y según los expertos el número de personas que la consumen ha pasado de 60.000 entre 1998 y el 2000 a unos 113.000 en el año 2008.
En el último festival musical de Glastonbury, la policía confiscó dos veces más cantidad de ketamina que en la anterior edición del 2007.
La ketamina se utilizó originalmente en la guerra del Vietnam para tratar a los soldados estadounidenses heridos, pero actualmente se usa sobre todo para tranquilizar a los caballos.
También se ha experimentado con ella para tratar las depresiones, el alcoholismo y la adicción a la heroína.
El Gobierno británico la clasificó en el 2006 entre las drogas ilegales.
A diferencia de la cocaína y la heroína, no produce adicción física aunque sí psicológica, al igual que ocurre con el cannabis y el Éxtasis. EFE
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