El estudio explica que no existe un solo tipo de adicto (a) a internet, es decir, no existen características personales propias de esta condición.
La veloz incorporación del internet en nuestra vida cotidiana ha despertado nuestra atención sobre las consecuencias negativas de su uso desmedido. La adicción al internet puede definirse como el uso de Internet de manera frecuente y prolongada que origina dificultades psicológicas que repercuten en los ámbitos familiares, académicos o laborales de la persona. Algunos profesionales lo comprenden como un comportamiento desadaptativo y otros como un descontrol de impulsos.
Para algunos profesionales la adicción al internet es un trastorno psiquiátrico, mientras que para otros sería la manifestación de un problema que acompaña a trastornos anímicos, de ansiedad y otras adicciones. Desde una visión de la psicología social comunitaria, no es ético y responsable establecer un diagnóstico sin comprender el contexto socio histórico y cultural de la persona.
De acuerdo a un estudio desarrollado en un Instituto de Salud Mental en Lima (2006), se identificaron algunos rasgos de personalidad de los adictos a Internet, como: inestabilidad emocional con tendencia a evasión de la realidad, pobre tolerancia a la frustración, volubilidad e irritabilidad; egocentrismo, timidez, introversión, baja empatía, desvalimiento y baja autoestima; pero también tendencia al aislamiento y predisposición al aburrimiento, búsqueda de sensaciones, preferencia por actividades solitarias, autosuficiencia, reactividad emocional elevada e inconformidad con las normas sociales. El estudio explica que esta diversidad de características se debería a que no existe un solo tipo de adicto (a) a internet, es decir, no existen características personales propias de esta condición.
Por otro lado, respecto a las condiciones contextuales de la adicción al Internet, el mismo estudio reporta que los 30 pacientes que participaron de la investigación fueron hombres solteros, entre 13 a 28 años. La predominancia de los varones está asociada al uso de aplicaciones de carácter compulsivo/impulsivo, como los juegos de videos; puesto que las mujeres utilizan el Internet en la misma proporción que los hombres, pero las aplicaciones que utiliza son diferentes. Por ello, es importante reconocer como estamos formando a nuestros hijos varones, y que condiciones o características de nuestra crianza podrían estar poniéndolos en riesgo ante la adicción al Internet.
Otro dato del estudio reporta que el 80% de los participantes denotaron disfunción familiar, enfatizando que la falta de soporte familiar y el aislamiento social predisponen al uso problemático de Internet. Esto resalta la importancia de la intervención en la familia, lugar donde se construyen las relaciones y se aprende a relacionarse con otras personas.
Al parecer el problema no radica en el acceso a Internet y su uso, sino en las formas en que nos relacionamos con nuestros hijos e hijas, las cuales podrían poner en situación de riesgo ante la adicción al Internet. Ante este problema, la solución no estaría en quitarle la computadora o el acceso a Internet, o encerrarlos en algún lugar; sino fortalecer nuestras relaciones como padre, madre, hermanos(as), realizando actividades como: compartir una película, practicar un deporte, salir a pasear. En general, brindarles tiempo para compartir la experiencia de vivir una vida digna y plena, para así refortalecer nuestras relaciones como padres e hijos(as).
El costo del tratamiento de una enfermedad mental, podría llevar a una familia de condición socioeconómica media a una condición socioeconómica baja (pobreza), afectando a todos los miembros de la familia. No pongas en riesgo a tu familia, y comparte el precio de su salud mental, tu tiempo para disfrutar con ellos. Que la velocidad del Internet no te gane la carrera de acompañar a tus hijos (as).
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