Por: Dra. Saby Mauricio, directora de Nutrición Humana de la Universidad Norbert Wiener. Superar un proceso de infección crítico originado por el virus causante de la COVID-19, después de necesitar cuidados intensivos, no garantiza la recuperación total de la enfermedad, debido a que es necesario recibir rehabilitación nutricional para vencer las secuelas.
Por Dra. Saby Mauricio, directora de Nutrición Humana de la Universidad Norbert Wiener
Superar un proceso de infección crítico originado por el virus que causa la COVID-19, después de necesitar cuidados intensivos, no garantiza la recuperación total de la enfermedad, debido a que es necesario recibir rehabilitación nutricional para vencer las secuelas.
Es importante saber que esta enfermedad desgasta la masa muscular y altera el metabolismo de los carbohidratos, lo que produce una alta concentración de glucosa en la sangre, conocida como “hiperglicemia”. Además, moviliza las grasas proinflamatorias que imposibilitan el funcionamiento adecuado del sistema inmune. Frente a ello, durante la enfermedad, es necesario un plan nutricional que sea alto en proteína para mantener la masa muscular y bajo en carbohidratos para controlar la hiperglicemia y proveer una alta cantidad de grasa “buena” como los “omega”. Esto logrará un efecto antinflamatorio y permitirá el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico.
Pasada esta etapa crítica, el objetivo se modifica. La fase post COVID-19 debe alinearse a una alimentación saludable y variada de acuerdo con los requerimientos nutricionales de cada persona, que asegure la recuperación total de la enfermedad. Asimismo, se debe tener en consideración la posibilidad de una reinfección; que en muchos casos se ha presentado más severa que la inicial. Por ello, incluir proteína animal baja en grasa (como los lácteos y carnes blancas), dos porciones de verduras, tres porciones de frutas, cereales integrales, grasas buenas (como el aceite de oliva) y frutos secos (como las almendras, pecanas, palta y aceitunas), resulta fundamental para mantener un régimen de alimentación saludable y, por ende, un sistema inmunológico reforzado.
En esa línea, es recomendable evitar las frituras y los productos procesados y ultra procesados, sobre todo, los que tienen los octógonos que nos advierten del exceso de nutrientes críticos como la sal (sodio), azúcar, grasas saturadas y la presencia de las grasas trans.
HIDRATACIÓN EN CASOS POST COVID-19
Otro aspecto fundamental es la hidratación. Un paciente convaleciente por la infección de la COVID-19 necesita una óptima hidratación durante su día. No debe faltarle, por ejemplo, agua o bebidas frutadas sin azúcar; entre 6 a 8 vasos al día que corresponden, aproximadamente, a 1.5 a 2 litros de agua.
Todo lo mencionado requiere del seguimiento constante de un plan nutricional, por lo que contar con el acompañamiento de un especialista puede marcar la diferencia. Es importante mencionar, también, que hace unos días se aprobó la Ley que regula el ejercicio profesional del nutricionista y debemos tener en cuenta que para trabajar en esta profesión es necesario contar con el título universitario, estar registrado y habilitado en el Colegio de Nutricionistas del Perú.
Un buen estado nutricional puede cambiar el pronóstico de un paciente frente a diferentes enfermedades. En el caso concreto del virus causante de la COVID-19 puede ser la diferencia entre la vida y muerte. Comer saludable es una decisión.
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