Expertos estadounidenses señalan que el diagnóstico se fundamenta en la observación del cuello abultado y una decoloración amarillenta de su piel, producto de una dieta carente de yodo de la época y una situación de posparto.
La belleza de la pintura de la Gioconda, conocida como “Mona Lisa”, es explicada como un síntoma clínico, más que como un atributo estético. Así lo sostiene una carta dirigida al editor de la revista médica Mayo Clinic Proceedings, enviada por el doctor Mandeep R. Mehra, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, y Hilary R. Campbell, de la Universidad de California en Santa Bárbara.
“El enigma de la Mona Lisa puede resolverse mediante un simple diagnóstico médico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo”, dice Mehra en la carta dirigida al editor de la publicación.
A partir de una observación visual especializada, los expertos médicos identificaron los síntomas en que basan su diagnóstico: el cuello abultado producto del bocio, enfermedad vinculada a la inflamación de la glándula tiroides y que es originada por la falta de consumo de alimentos ricos en yodo como los mariscos o los pescados.
Mehra y Campbell señalan que analizaron la dieta alimenticia que comía la población de Florencia de 1503, año en que fue comenzó a ser pintada la enigmática obra por Leonardo Da Vinci. Lo que abundaba eran cereales, tubérculos y legumbres, mientras que las especies marinas eran casi nulas, señalan los expertos.
Otro síntoma que se observó fue “una decoloración amarillenta de la piel”, se precisa en la carta al editor, que es explicada por una falla en el hígado que anula su facultad de convertir el caroteno en vitamina A.
“Una completa falta de cejas y otras vellosidades en su piel pálida apoyan este diagnóstico”, afirman los investigadores clínicos. A esto se adiciona el cabello grueso y reseco que cae en sus hombros.
La sonrisa enigmática del retrato de Lisa Gherardini (1479-1542), esposa del mercader de seda florentino Francesco del Giocondo, también es registrada como un síntoma, se detalla en la carta. Incluso no se describe a la famosa sonrisa como un encanto, sino como consecuencia de una parálisis facial periférica o parálisis de Bell.
La condición de posparto de Gherardini, luego de haber dado a luz a su hijo, Andrea, también explica el cuadro clínico de la “Gioconda”. “Es posible que antes o después del parto haya sufrido una presentación subclínica de tiroiditis, con una manifestación inicial de hipertiroidismo, que finalmente derivó a una fase crónica de hipotiroidismo”, precisan los expertos en el documento.
DIAGNÓSTICOS PREVIOS APOYAN EL HIPOTIROIDISMO DE LA GIOCONDA
En 2004 un grupo de científicos ya había reconocido en la Gioconda una lesión en la piel del párpado superior izquierdo y una leve inflamación en el dorso de su mano derecha, a los que definieron como xantelasma y un lipoma subcutáneo, los cuales son tumores benignos de células grasas producto de un posible desorden lipídico.
“(Estos síntomas) avalarían la presencia de una dislipidemia metabólica sistémica, que suele apreciarse en etapas avanzadas del hipotiroidismo”, agrega Mehra.
Comparte esta noticia