Existe una tendencia en la sociedad a mostrar a los chicos una visión atractiva de la noche, mientras que el sueño se considera algo aburrido e innecesario.
Casi el 75% de los adolescentes en España reconocen que no duerme lo suficiente. Por ello, es frecuente que presenten somnolencia, les cueste trabajo levantarse por la mañana, muestren escaso rendimiento escolar o, incluso, se duerman en clase.
Así, algunos estudios sugieren que un 10% de los alumnos presentan somnolencia durante el día y que casi el 20% se encontraba cansado en horario escolar.
La razón principal de esta situación, según explica en un trabajo IIgnacio Cruz, del Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), es que se duerme menos horas de lo necesario.
Esto ocurre porque el niño se acuesta tarde o porque se despierta demasiado temprano. Aquí se incluye el insomnio de inicio o la ausencia de un hábito correcto de sueño, con múltiples despertares, informa abc.es.
Para combatir el problema es necesario instaurar una “higiene del sueño”, que consiste en hacer partícipe al niño, desde sus primeros meses de vida, de unas rutinas razonables en los horarios que, lejos de “constituir una disciplina espartana”, sirvan para darle una seguridad que se traduce en un sueño tranquilo y reparador.
En los adolescentes, la somnolencia suele estar motivada por un “retraso de fase” (en el que a una base fisiológica de inicio del sueño se la cambia por otra más tardía), y por una tendencia en la sociedad a mostrar a los chicos una visión atractiva de la noche, mientras que el sueño se considera algo aburrido e innecesario.
A factores (como el móvil, Internet y la televisión antes de acostarse), se unen los horarios de salir y acostarse excesivamente tardíos durante los fines de semana, así como el exceso en el consumo de bebidas con cafeína.
Ello conduce a un “círculo vicioso de insomnio nocturno y somnolencia diurna”, de nefastas consecuencias en las relaciones familiares, sociales y de rendimiento académico de estos jóvenes. Todo ello, dice Cruz, puede evitarse si se una correcta “higiene del sueño”.
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