El síndrome de Williams es una condición genética poco común que despierta interés no solo por sus implicancias médicas, sino también por los inusuales rasgos de personalidad que presenta. ¿Cómo es posible que una alteración genética esté relacionada con una simpatía tan extrema?
El síndrome de Williams es una condición genética poco común que afecta aproximadamente a una de cada 8 000 personas. Esta condición se caracteriza por severas malformaciones congénitas, principalmente en el corazón y los riñones, lo que puede comprometer seriamente la esperanza de vida de quienes la padecen.
El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explica que las personas con este síndrome presentan una apariencia física distintiva: suelen tener una nariz pequeña, boca ancha y mentón reducido. Estas características faciales, junto con las complicaciones internas, son producto de alteraciones genéticas presentes desde el nacimiento.
Desde el punto de vista conductual, uno de los aspectos más llamativos del síndrome de Williams es la personalidad extremadamente sociable y afectuosa de quienes lo padecen. Según el Dr. Huerta, estas personas son exageradamente amigables, no reconocen límites sociales al conocer a alguien nuevo y suelen ser muy expresivas, llegando incluso a abrazar a extraños. Además, tienden a ser habladoras, empáticas y buscan tratar de agradar a los demás.
No obstante, esta aparente virtud puede convertirse en un riesgo. La falta de percepción de los límites interpersonales puede exponer a estas personas a situaciones de abuso o maltrato, ya que su amabilidad puede ser malinterpretada. Asimismo, a pesar de su comportamiento afectuoso, a menudo tienen dificultades para mantener amistades profundas y duraderas, lo que puede llevarlas al aislamiento y la soledad.
En los últimos años, los científicos han comenzado a estudiar más profundamente este síndrome, que ofrece una mirada única sobre ciertos rasgos humanos como la empatía, la confianza y la necesidad de conexión social. Según el Dr. Huerta, investigaciones recientes apuntan al gen GTF2I como posible responsable de estas conductas. Se ha observado que la ausencia de este gen podría estar asociada a la extrema amabilidad y deseo de complacer, aspectos característicos del síndrome de Williams.
A pesar de los desafíos médicos que enfrentan, muchas personas con síndrome de Williams pueden llevar una vida relativamente normal si logran sobreponerse a las complicaciones congénitas, indica el asesor médico de RPP. En algunos casos, su coeficiente intelectual es completamente normal, lo que permite su inclusión en actividades cotidianas, educativas y laborales, siempre que cuenten con el apoyo médico y emocional adecuado.
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