Este 2021, el Perú conmemora los 200 años del acontecimiento fundacional de la patria. Dos siglos después, nos preguntamos qué tan cerca está nuestro país en materia de salud de un sistema único y adecuado para todos los peruanos.
El último año del segundo siglo de vida republicana del Perú ha representado un gran reto para el país en diferentes ámbitos. Es así que la llegada de la pandemia de la COVID-19 en 2020 enfrentó a nuestro país con una dura realidad: la falta de un sistema de salud único y accesible para todos los peruanos. Sin embargo, y pese a que la crisis sanitaria mostró este problema, la situación no era nueva: la fragmentación del sistema de salud peruano es un reto desde hace décadas.
Pero, ¿es posible tener un sistema de salud unificado y adecuado rumbo al tercer centenario de vida republicana? La respuesta positiva incluye grandes cambios, coordinaciones, trabajo en conjunto de los subsistemas y presupuestos. Sin duda, este es uno de los principales retos en salud que se debe priorizar tan pronto se controle la pandemia de la COVID-19.
En el Perú existen cinco subsistemas que brindan servicios de salud en el país: el Seguro Integral de Salud (SIS) a cargo del Ministerio de Salud (Minsa), el Seguro Social en Salud- EsSalud, las Sanidades de Fuerzas Armadas, Sanidad de la Policía Nacional y las instituciones del sector privado, como clínicas y entidades prestadoras de salud. Una estructura formada por "islas" que hace que el acceso a los servicios de salud no sea igual para todos los peruanos.
Entonces, ¿cómo encuentra el Bicentenario patrio al sistema de salud peruano?
El doctor Raúl Urquizo, pediatra neonatólogo y ex Decano del Colegio Médico de Lima, menciona que el actual sistema de salud estaba colapsado desde hace algunos años, lo que se evidenció con la crisis sanitaria a causa del nuevo coronavirus.
“Uno de sus principales problemas es su desarticulación, lo que se traduce en brechas operativas, de ejecución, entre otras. El Bicentenario representa una oportunidad para repensar el sistema de salud y reforzar el primer nivel de atención. Por ejemplo, es necesario que se invierta más tanto en la prevención de enfermedades complejas, como en el control de la anemia, la nutrición de los niños y en la inmunización de la población vulnerable. De esta manera, a largo plazo, se reduce el presupuesto designado al tratamiento de personas que padecen estas condiciones y, con ello, se optimizará el uso de recursos, económicos y humanos, destinados al sector”, señala.
Por su parte, la doctora Ana Ramos, médico internista y directora médica de Pacífico Seguros, explica que es importante recordar que el país “tiene un horizonte claro trazado en cuanto a salud se refiere, que parte de los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud y se refleja en nuestra constitución en el DS-026 Perú, País Saludable en el marco de la Política Nacional Multisectorial de Salud al 2030”.
“De todas maneras, también tiene oportunidades de mejora, para lo que resulta necesario el trabajo en conjunto entre el sector público y privado para lograr cerrar las brechas y ofrecer cada vez un mejor servicio a los peruanos. Durante el último año, la pandemia de la COVID-19 nos demostró lo poco preparados que estábamos para afrontar una emergencia de esta magnitud, principalmente en el frente de infraestructura y recursos humanos”, menciona.
La doctora Ramos afirma que “aunque el primer nivel de atención en nuestro país debería resolver hasta un 80% de las necesidades básicas, esto no ocurre”.
“Hoy en día, por ejemplo, hay un déficit de número de médicos por número de habitantes, que se hace más evidente en otras regiones del país. En ese sentido, la descentralización de los servicios de salud, incluyendo al personal médico, es un punto en el que debemos trabajar. Sin embargo, hemos demostrado que mediante un trabajo en conjunto fortalecemos el sistema”, sostiene.
Pone de ejemplo el trabajo conjunto del sector público y privado para proceso de vacunación. “A través de la asociación civil Soluciones Empresariales contra la Pobreza, se concretó el traslado del primer millón de vacunas al país; hoy, diversas clínicas privadas se unen al sector público y gestionan puntos de vacunación para seguir inmunizando a más peruanos”, añade.
El doctor Henry Mendoza, médico internista y docente de la Escuela de Medicina de la Universidad Wiener, resalta que el sistema de salud peruano, actualmente, tiene como principal objetivo hacerle frente a la pandemia de la COVID-19.
“Hemos visto que la población en situación de pobreza y vulnerabilidad es la más afectada por la pandemia. Actualmente, nos encontramos en un proceso de vacunación de la población, pero se siguen infectando y falleciendo. Por otro lado, hay efectos negativos en la salud y nutrición de las mujeres gestantes, de recién nacidos, de niños, niñas y adolescentes porque en la primera línea se ha descuidado y se ha retrocedido en los principales indicadores de salud como las vacunas, salud materna, salud neonata, salud sexual y reproductiva y la anemia. Todo esto como una consecuencia de que la concentración de los servicios de salud es en la respuesta en emergencia por COVID-19”, añade.
Para el doctor Mendoza se ha puesto en riesgo la prevención tratamiento de enfermedades como el dengue, VIH, tuberculosis, cáncer, enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, hepatitis, al dedicar casi el 100% de los esfuerzos en salud a luchar contra la crisis sanitaria.
IMPACTO DE LA PANDEMIA DE LA COVID-19
Enfrentar a la COVID-19 se convirtió en un reto para todos los subsistemas de salud. Si bien la estrategia sanitaria estuvo a cargo del Ministerio de Salud, algunas campañas y acciones tuvieron el trabajo conjunto del sector público y privado. Pequeños pasos que van en la línea de la unificación del sistema de salud que permita brindar un servicio adecuado y accesible para los más de 30 millones de peruanos.
Para el doctor Urquizo, la pandemia ha puesto en valor “el papel de las vacunas en la seguridad sanitaria mundial; sin embargo, al mismo tiempo, a escala global, las coberturas de inmunización (no COVID-19) se vieron significativamente afectadas por la crisis”.
“De acuerdo con el último reporte publicado la semana pasada por la OMS, en el 2020, 23 millones de niños dejaron de recibir las vacunas básicas a través de los servicios de inmunización de rutina, 3,7 millones más que en el 2019. Según el Ministerio de Salud, Perú tenía tasas de vacunación regular de hasta un 90%, pero con la llegada de la COVID-19, la cobertura cayó a un 40% en promedio”, sostiene.
El doctor Urquizo es claro al afirmar que no debemos distraernos en la prevención de otras patologías inmunoprevenibles.
“Es importante que se mantengan las altas coberturas de vacunación para evitar el rebrote de enfermedades ya controladas, como sucedió con el rebrote de difteria registrado el año pasado y agravar aún más la emergencia sanitaria que enfrentamos y que ha supuesto desafíos enormes para el sistema, los profesionales de salud y las finanzas públicas”, menciona.
La doctora Ramos sostiene que la crisis sanitaria ha puesto el foco en el sistema de salud y “ha evidenciado los puntos de mejora que deben ser solucionados en conjunto para brindar una atención integral y oportuna a todos los peruanos sin distinción”.
“Esta crisis sanitaria nos ha ayudado a poner especial atención en estas brechas a solucionar y ha hecho que el sistema de salud sea una verdadera prioridad para nuestras autoridades, lo cual es positivo. Además, nos ha permitido buscar nuevas oportunidades de colaboración entre sectores público y privado, aprovechando las fortalezas de todos los actores con el único fin de lograr un sistema más robusto para el país”, resalta.
La doctora Ramos añade, por ejemplo, que si bien el sistema privado de salud llega a un 9.2% de la población en total, “contamos con experiencia en el rol de financiamiento de IAFAS y en indicadores de crecimiento, eficiencia y experiencia no solo de nuestros asegurados, sino de nuestros recursos humanos. Es algo que podemos compartir y replicar”.
El doctor Mendoza menciona que el objetivo más importante en salud es el derecho de todas las personas a una vida digna, es decir, aspirar a tener una población sana y saludable. “Pero, alcanzarlo requiere de esfuerzo conjunto del sector público y la sociedad civil. El camino es largo”, señala.
“Tenemos que pensar en un sistema de salud unificado, mediante la corrección de diversas situaciones que se ha presentado a lo largo de más de 20 años, incluida la pandemia, que a propósito seguirá siendo un problema por un buen tiempo. Por nuestra geografía y nuestro sistema de salud actual, nuestra vulnerabilidad es permanente por lo cual se debe plantear cambios y correcciones para un buen servicio de salud universal y de calidad que previene la enfermedad y con capacidad de respuesta cuando se presente la emergencia sanitaria”, sostiene.
El incremento del presupuesto destinado al sector salud, aumentar el número de personal de salud, fortalecer el primer nivel de atención son algunos de los retos de ese sistema de salud unificado.
“Otra concesión es el intercambio de prestaciones entre establecimientos al público y privados, el fortalecimiento de la Superintendencia Nacional de Salud- SuSalud para que verifique la adecuada prestación de los servicios de salud y la creación de un sistema de salud con mecanismo de articulación nacional de la salud pública, como fue el caso del llamado Comando COVID-19. Por último, la necesidad de fortalecer la investigación y la tecnología de nuestras diferentes regiones y otros países”, afirma.
FACTORES A PRIORIZAR
Los especialistas coinciden que el reto de lograr un sistema de salud unificado solo será posible con un trabajo conjunto arduo y teniendo como centro al paciente.
El doctor Urquizo menciona que, entre los factores que se deberían priorizar para lograr un sistema de salud unificado de cara al siguiente centenario, están las vacunas, junto al agua potable y el alcantarillado, como medida preventiva más eficaz para evitar enfermedades. Por lo que, ampliar las coberturas de vacunación refuerza la capacidad preventiva del sistema de salud.
“Las coberturas de vacunación, gravemente afectadas durante el 2020, deben ampliarse como estrategia para reforzar la prevención de enfermedades. No solo se deben mantener las altas tasas de inmunización y una buena vigilancia para evitar la reemergencia de enfermedades ya controladas, como el sarampión y la difteria, sino que, además, se deben implementar estrategias para llegar cada vez a más peruanos para protegerlos de patologías inmunoprevenibles y enfatizar la importancia de la prevención en el cuidado de la salud”, comentó.
Urquizo agrega que “modernizar los esquemas de vacunación para reducir la carga para el sistema de salud y así, optimizar los recursos destinados al sector” es otro factor clave.
“A pesar de que el esquema de inmunizaciones actual en el país es uno de los más completos de las Américas, se sugiere que el Estado invierta en la inclusión de mejores y más modernas vacunas; de esta manera se disminuirán los gastos de salud generados por las enfermedades y la pérdida de productividad asociadas a las mismas. Por ejemplo, se recomienda la inclusión de la vacuna tetravalente contra la influenza en el plan nacional de vacunación, ya que protege contra cuatro tipos de virus y es altamente eficaz. De igual manera, la evaluación de otras enfermedades que pueden ser prevenidas como la Hepatitis A y el Meningococo”, sostiene.
El doctor añade que otro factor importante es mejorar la protección de grupos vulnerables, ya que, de contagiarse con una enfermedad inmunoprevenible, tienen mayor riesgo de presentar complicaciones.
“Se debe priorizar la vacunación de pacientes con VIH, pues su respuesta inmune es menor que la de la población en general por lo que tienen más riesgo de contagiarse y morir por estas infecciones. De esta manera, se reducirán los problemas de salud y la mortalidad de este grupo de personas en el país.
En Perú, desde el inicio de la epidemia del VIH en 1983 hasta febrero del 2020 se han notificado aproximadamente 133 mil casos de VIH y más de 45 mil casos de SIDA (incluyendo pacientes fallecidos)”, afirma.
El doctor Urquizo finaliza con la importancia de “fortalecer el primer nivel de atención y cerrar las brechas que existen en la actualidad”. Para este objetivo, menciona Urquizo, “se debe destinar más presupuesto con rectoría del Ministerio de Salud y unificar el sistema sanitario”.
“De esta manera, se evitará duplicar esfuerzos en las zonas más necesitadas que no cuentan con hospitales equipados, ni los con los especialistas suficientes para atender a la población. Para que ello se logre, existen instrumentos normativos y de gestión que deben ser cuidadosamente revisados a fin de brindar la protección adecuada a los peruanos en cada etapa de su vida y las herramientas necesarias a los profesionales de la salud para facilitar su labor con una visión de largo plazo”, resalta.
Por su parte, la doctora Ana Ramos señala que si bien nuestro país tiene una línea trazada en relación a dónde debe dirigirse el sistema de salud, “necesitamos poner atención en el planteamiento y ejecución de las políticas y planes trazados, asegurarnos de que estos se cumplan y de hacerlo de forma eficiente”.
“En este sentido, todos los actores del sistema de salud debemos estar involucrados para cerrar las brechas que existen, poniendo siempre a los peruanos en el centro de la toma de decisiones. Al mismo tiempo, es importante empoderar a las personas, haciéndolas actores participativos mediante información clara y sencilla sobre los productos y servicios de salud disponibles en el país, de modo que puedan tomar decisiones informadas que los beneficien a ellos y sus familias”, menciona.
La doctora Ramos puntualiza la priorización de un primer nivel de atención integrado, que nos permita ser más eficientes destinando los servicios médicos adecuados dependiendo de las dolencias de cada paciente.
“Así, en un centro de salud ambulatorio como un Centro Clínico, se podría atender y hacer seguimiento a pacientes con afecciones menores, mientras que las más complejas serían derivadas a un hospital o clínica. Esto no solo mejora la atención al paciente, sino que incluso puede ayudar a reducir costos de atención, mejorando el flujo de atención en general”, sostiene.
A este factor se agrega la integración de procesos internos entre los diferentes prestadores de salud y la descentralización de los servicios de salud.
“Un paciente debería tener la posibilidad de acceder a su historia clínica de forma digital y desde cualquier establecimiento de salud al que acuda, haciendo que la toma de decisiones sea más rápida y efectiva. Para ello aún se debe trabajar en el desarrollo e implementación de tecnologías que permitan mejorar la atención, no es algo imposible, pero hay que trazar un camino y seguirlo hasta lograr que todos los peruanos tengan acceso a estas ventajas”, resalta.
Agrega además que en relación a los recursos humanos, “será importante desarrollar las competencias y asegurar la calidad en la educación de nuestro personal de salud”.
“Saber retener el recurso humano en este primer nivel de atención, brindándole a la par herramientas para su crecimiento profesional, que es parte de los objetivos personales de cada profesional de salud va a ser trabajo del siguiente gobierno entrante”, añade.
La digitalización es otro factor importante. “Debemos seguir impulsando estos canales que le permiten a los pacientes acceder a citas virtuales y continuar así con el seguimiento a enfermedades no covid mediante videollamada, agendando una cita ambulatoria en la especialidad y con el médico que requieran.
Por último, invertir en investigación es crucial para seguir desarrollando mejores servicios que nos permitan mejorar la salud de los peruanos, por ejemplo, incorporando productos más especializados o productos colectivos más accesibles”, afirma.
Finalmente, el doctor Henry Mendoza sostiene que “la pandemia ha puesto sobre el tapete los problemas estructurales de los servicios de salud, dondeen el gobierno y el sector salud a pesar de sus esfuerzos, se ven las deficiencias que arrastra su sistema sanitario por más de 20 años”.
“Problemas de infraestructura donde se evidenció la creciente saturación del servicio de salud en los hospitales, en zonas urbanas, e insuficiente capacidad de respuesta, falta de equipo de respuesta, falta de camas hospitalarias UCI a nivel de las regiones, problemas con las pruebas moleculares, disponibilidad de oxígeno, falta de personal de salud”, comentó.
Agregó que otro factor al que se le debe brindar particular atención es a la inversión en salud. “Hacia el año 2016, Perú continuaba entre los países de un gasto público en sanidad muy bajo, solo 3.3% del PBI. Esto se evidenció principalmente en problemas de infraestructura y de justo pago para el personal de salud”, comentó.
El especialista resalta, finalmente, que se debe resaltar la importancia de la implementación del modelo de atención primaria de la salud, “que es la base fundamental”.
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