Sin embargo el menor sigue sin dar muestras de actividad cerebral, señalaron sus familiares.
El tratamiento con antibióticos que recibió el niño Zac Reyna, de 12 años, infectado por la mortal ameba "comecerebros" en Florida (EE.UU.), fue un éxito, pero el menor sigue sin dar muestras de actividad cerebral, señalaron hoy sus familiares.
En un mensaje en la página de Facebook "Pray4Number4", el padre de Zac Reyna dijo que los "antibióticos derrotaron a la infección" después de que las pruebas realizadas al niño mostrasen ausencia de actividad por parte de la ameba.
"Esta es una pequeña victoria, pero sabemos que la batalla no ha terminado. Su cerebro sufrió importantes daños y tenemos que orar por cualquier forma de actividad que pueda venir de su cerebro", dijo el padre, Zachary Reyna, en la cuenta de Facebook.
A pesar de esta circunstancias, los padres del menor, que continúa hospitalizado este jueves en un centro médico de Miami (Florida), confían en un milagro.
"Él (Zac) está listo para luchar ahora. Su declive ha terminado. Vamos a luchar junto con Zac y sabemos que estamos preparados para la decisión de Dios", dijo Reyna, quien, a pesar de las circunstancias, se mostró optimista: "Una victoria está a punto de llegar".
El padre pidió al niño, un gran aficionado al béisbol, que luche y lo dé "todo en el campo de juego" y que se siente "orgulloso" de él.
El niño fue ingresado en el Hospital Infantil de Miami con síntomas de lo que parecía ser una fuerte gripe, pero los médicos descubrieron que el menor había contraído una rara infección causada por la ameba "Naegleria Fowleri", que, una vez en el interior del cuerpo, destruye el tejido cerebral.
Al parecer, Reyna estuvo jugando, junto con dos amigos, que no se infectaron, el pasado 3 de agosto en un canal de la localidad de LaBelle, al sur de Florida, donde probablemente contrajo este organismo.
La ameba "Naegleria Fowleri", que se encuentra principalmente en lagos, ríos y estanques, fue descubierta hace medio siglo y suele entrar en el cuerpo humano a través de la nariz o la boca y, una vez en el interior, produce una enfermedad en el sistema nervioso central.
Según datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, solo 1 de las 128 personas infectadas por este organismo en el país entre 1962 y 2012 ha sobrevivido.
EFE
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