El verano llega y las noches se vuelven mucho más calurosas por lo que algunas personas deciden encender los ventiladores, dirigirlos hacia sus camas y "dormir más frescos". Pero, ¿qué daños causa a nuestra salud? Aquí te lo contamos.
El verano se siente cada vez más fuerte y para algunas personas, las noches se vuelven insoportables por lo que encender un ventilador se convierte en la única opción. El uso del ventilador no es un acción que merece ser estigmatizada, pero, su uso contínuo durante las noches (especialmente están directamente dirigidos a sus cuerpos) podría traer consigo infecciones de las vías respiratorias y fomentar la propagación de gérmenes, además de otros problemas de salud en los músculos y la piel.
“La exposición a aire frío constante en la noche expone a un riesgo, especialmente, a las personas que tienen problemas respiratorios crónicos”, explica Alfredo Guerreros, médico neumólogo de la Clínica Internacional. La razón: durante las noches nuestra temperatura corporal baja, lo que nos expone a una caída en la defensa de las vías aéreas.
“Lo que sucede cuando enfriamos mucho el ambiente o cambiamos súbitamente de temperatura es que nuestros mecanismos defensivos del sistema respiratorio disminuyen. Eso provoca que la mucosa de los bronquios se resequen”, comenta.
Entre los cuadros infecciosos que se incrementan con este hábito resaltan asma, bronquitis, sinusitis y otras enfermedades respiratorias.
Las personas con asma o alguna otra enfermedad respiratoria crónica pueden sufrir crisis. “Este puede almacenar agua cuando está en mal estado, lo que originaría una propagación de virus y hongos en el ambiente”, explica.
Además, mantener el ventilador prendido durante las horas del sueño puede ocasionar calambres musculares debido a que los músculos se endurecen por la brisa de aire. Se debe evitar principalmente que el aire sea dirigido al cuello y espalda. Otro problema que se incrementa con este mal es el envejecimiento prematuro de la piel por el resecamiento.
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