La firma española Alvarno, compuesta por Álvaro Castejón y el francés Arnaud Maillard, desfiló este martes por primera vez en una pasarela latinoamericana durante la edición otoño/invierno de la Lima Fashion Week 2016.
El dúo cerró la primera jornada de la semana de la moda limeña, conocida como Lif Week, como invitado especial con sus diseños pret-á-porter y con la idea de "respetar el universo de la colección presentada en Madrid", dijo Maillard en una entrevista previa al desfile.
La colección, que Castejón y Maillard definen como "potente", es para ellos "la más transgresora" desde que Alvarno debutara hace seis años en la edición otoño/invierno 2010-2011 de la pasarela Cibeles de Madrid.
La firma, que según ellos recoge "el espíritu de París" y la "luz de Madrid", ha dejado de lado a "la mujer femenina" para diseñar unos estilismos "más agresivos" por los cortes de pelo, el uso de arneses y la estética industrial, algo que aseguran que ha creado un "efecto sorpresa" tanto con la crítica como con el público.
Las prendas de cara a las estaciones de frío se inspiran en el cuadro "Dama de Oro" del pintor austríaco Gustav Klimt y en ellas destacan el uso de joyas de piedras preciosas y accesorios art decó.
En el desfile de Lima la joyería ha estado a cargo de Anton Heunis, una casa madrileña, y el objetivo de la muestra ha sido "romper los códigos" para conectar con el público, aseguró Maillard.
Castejón dijo que esa "ruptura" a la que se refieren "va fluyendo" y Maillard la definió como un "juego" al mezclar arneses con vestidos de noche o pantalones pitillo y camisas plisadas "que podemos utilizar en el día a día de manera muy casual pero que dan un toque muy fuerte y muy poderoso".
Después de trabajar por muchos años para Karl Lagerfeld, Óscar de la Renta y Alexander McQueen, el francés y el español decidieron montar su propia firma en España y su clientela viene de todos los rincones del mundo: "la mujer peruana y la mujer en general quiere sorprender y busca algo distinto".
Los diseñadores definen esta etapa como "una aventura increíble" porque después de trabajar tanto tiempo en París con grandes nombres de la moda, "las satisfacciones y los problemas se multiplican y nos encontramos en una montaña rusa emocional, pero son experiencias de vida", resaltó Castejón.
"Trabajar por nuestra cuenta es un paso que da vértigo", explicaron, "pero después de tantos desfiles, el último, que fue el de Cibeles, ha abierto una ventana en la que podemos decir que no tenemos miedo y si os gusta bien, pero si no, no pasa nada", afirmó Maillard.