Los seres humanos tenemos 'relojes', dos que funcionan de forma automática y otro que puede ser modificado y educado en base a actividades y rutinas.
05.30 de la mañana, Mónica despierta, tiene 45 minutos para bañarse y vestirse, es optimista y cree que estará puntual en su trabajo, pero una vez más el tiempo le gana.
Los seres humanos tenemos 'relojes', dos que funcionan de forma automática y otro que puede ser entrenado. Este último puede ayudarnos a dejar de llegar tarde a todos lados.
"El tiempo es una percepción subjetiva que el ser humano maneja por experiencias", explica el neurólogo peruano David Lira. Existe un reloj interno, ubicado en la corteza cerebral frontal, que puede ser modificado y educado en base a nuestras actividades y rutinas. "Permite que nuestro cerebro se organice mejor y pueda trabajar más eficientemente".
El especialista sugiere establecer horarios para actividades fijas, por ejemplo, tener siempre la misma hora para levantarse, desayunar, almorzar y acostarse. "Si por ejemplo despiertas a cierta hora con un reloj despertador, con el paso del tiempo tu cerebro y tu reloj interno se van a sincronizar, y con tiempo te vas a poder levantar aunque no tengas el reloj despertador".
En el caso del tardón, sucede que "siempre está buscando el límite, siempre tiene la idea de que puede salir un poco más tarde y hace cosas que no debería, ordena mal sus prioridades".
Un estudio de la Universidad Estatal de San Diego (Estados Unidos) sugería que las personas impuntuales son más creativas y optimistas. "Ellos creen que pueden realizar todas las tareas en un período más corto de tiempo, mientras que otros entran en pánico para poder resolver la misma cantidad de problemas durante toda una jornada", argumentaban los autores.
¿Te has preguntado por qué a veces parece que el tiempo se pasa volando? ¿Si una hora tiene 60 minutos para todo el mundo, por qué a algunos parece que no les alcanza? Según dice Lira, si hacemos algo que nos interesa demasiado o en lo que estamos muy concentrados, creeremos que la actividad nos tomó -por ejemplo- cuarto de hora cuando en realidad fue el doble o más.
Esta distorsión del tiempo también ocurre con personas con problemas de déficit de atención o hiperactividad, pero en estos casos es porque se distraen y no pueden organizarse. También ocurre en pacientes psiquiátricos como esquizofrénicos, con trastorno obsesivo compulsivo o con depresión severa.
Además, la percepción del tiempo es totalmente diferente entre una persona y otra dependiendo de qué tanto le afecte emocional y cognitivamente. Es el caso de una persona que sufre un asalto o presencia un terremoto, pues siente que el episodio duró una 'eternidad' y recuerda el mínimo detalle de aquel traumático momento.
De otro lado, el llamado reloj biológico o ritmo circadiano regula el ciclo de vigilia (despiertos) y de sueño, aunque se puede alterar en personas que tienen trabajos rotativos y de madrugada.
En tanto que otro reloj del ser humano se ubica en la parte profunda del cerebro que mide actividades motoras finas, como el cantar o el hablar.
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