La piloto peruana se carateriza por darse siempre un tiempo para asistir a compañeros con complicaciones. Lo hizo en Arabia Saudita, al igual que en sus dos primeras ediciones del Dakar.
"Le han puesto el número a mi puerta y creo que voy a llorar", dice Fernanda Kanno, mientras le habla a la cámara del celular. Es enero de 2018 y la periodista y piloto peruana está emocionada, y no es para menos. Siete meses atrás renunció a su trabajo en la televisión después de 11 años con la única intención de cumplir su sueño: correr el Dakar.
Lo logró. A sus 34 años, la 'China' fue una de las 14 mujeres que participó de la edición número 40 del rally más extremo del mundo. Aunque no pudo terminarlo -abandonó en la etapa 11 por problemas mecánicos- aprendió dos cosas. La primera, que las metas están para cumplirse. La segunda, que si se debe bajar la velocidad para ayudar a que el otro no se rinda, pues se baja.
Ese año, en su debut, pese a que la inexperiencia le hizo perder tiempo en varios tramos, 'Fer' y Alberto Silva, su entonces copiloto, no dudaron en detenerse para auxiliar a Nicolás Fuchs, quien quedó varado en la etapa 10, entre Salta y Belén. En una vieja pero remodelada Land Cruiser, 'jaló' al elegante HRX V8 de su compatriota.
En el siguiente Dakar, realizado en su totalidad en Perú, Fernanda Kanno, ya con Alonso Carrillo como copiloto, tuvo un nuevo objetivo: terminar la carrera. No importaba el tiempo. Lo que realmente interesaba era llegar, y llegar bien. Pero, claro está, sin dejar de dar una mano... o gasolina, como en ese caso.
En la segunda etapa, el también peruano Aníbal Aliaga se quedó sin combustible y permaneció tres horas sin poder avanzar. La 'China', al verlo estancado, le compartió un poco de su propio tanque. "Estoy muy agradecido. Hoy he sabido valorar lo que son dos galones de gasolina", contó después el mismo piloto.
Ahora, en el Dakar 2020, no fue la excepción. Fernanda Kanno, nuevamente junto a Carrillo, prefirió sacrificar tiempo para apoyar a otro conductor, quien se encontraba perdido en el desierto, en plena noche. Los peruanos lo acompañaron con su camioneta, alumbrando la ruta.
"El especial de la tercera etapa tuvo más de 400 kilómetros y ya casi al terminar nos encontramos con un motero que está corriendo en la categoría Original, la más dura del Dakar, y en la que no reciben asistencia. Estaba muy agotado, así que lo acompañamos muy despacio para que termine el tramo. Después, nos fuimos hasta el campamento, porque así es el Dakar: entre todos nos ayudamos, porque todos queremos terminarlo y nadie viene aquí para rendirse”, contó Kanno en su Facebook.
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