El cuarteto retomó el curso que había dejado de lado, volvió a los escenarios y acaba de lanzar el disco "Vengeance".
Vengeance
Sepulcro
Vigga
Perú
Calificación: 9/10
Escribe: Rafael Valdizán
Día 15 de julio de 1988. Un puñado de bandas de metal peruano descargaba todo el peso y la violencia del género más duro. La concha acústica del Campo de Marte pasó a ser un centro ceremonial de rituales extremos. Lo viví desde el escenario, pues mi banda (Jerusalem) abrió la noche. Una noche que también vio a grupos como Orgus, Dharma, Mortem, Kranium, Hadez e Insaner. Pero me fui a casa con el sonido demoledor de Sepulcro en la cabeza.
Han pasado casi treinta años. Y hoy me complace escribir sobre "Vengeance", el disco que sella el gran retorno de Sepulcro a esa Lima de negro. Más que una venganza, me tomo la libertad de acuñarle el sentido de un ajuste de cuentas. Los que vivimos los años ochenta sabemos de las desventuras de muchas bandas de la época. Y si bien hubo sobrevivientes, muchas de ellas desaparecieron y, lo peor, sin dejar registro de su música. Un país golpeado por la crisis económica y la lacra terrorista hizo estragos insalvables.
De ahí que esta placa de Sepulcro sea —en lo personal— un hito de reivindicación del metal de esos años perdidos.
Y, como para que no queden dudas de ese ajuste de cuentas, Sepulcro nos alcanza un álbum cuyo 80% proviene del pasado: nuevas grabaciones de temas clásicos previamente incluidos en demos, además del rescate de otros tantos que nunca vieron la luz.
Cómo no disfrutar de este material, si está todo en su lugar: la velocidad, los interludios pesados, la técnica instrumental y las voces de denuncia. Argumentos que validaron e hicieron de Sepulcro una banda de las grandes. Temas como "Crematorio", "Vestigios del futuro", "Profecía" y la homónima "Sepulcro" configuran un testamento de thrash perfectamente ejecutado, donde confluyen la rabia y la velocidad intrínsecas del género, la oscuridad y el peso específico que vienen como herencia de los viejos padres del heavy metal, insospechados insertos melódicos y las particularidades interpretativas del cuarteto: Maico Huamán (guitarra y voz), Miguel Hernández (guitarra y coros), César Morán (bajo) y Renato Bar (batería y coros). Para que lo entiendan quienes no los han escuchado: imaginen una pócima letal con ingredientes de Slayer, Black Sabbath y Iron Maiden, sazonada con el toque particular de esta bandaza peruana.
Los nuevos temas son "Vengeance" y "Master of War". Son como una feroz avalancha de paso trepidante y avasallador, guitarras en staccato y solos enloquecidos en modo vibrato + armónicos, con una base rítmica que sostiene todo el peso con una solidez inquebrantable y voces que, sin ser guturales, representan al ser humano que clama su inconformismo y su sed de reivindicación. Si no te sientes tocado, estás muerto.
Comparte esta noticia